Hasan, el autor de la matanza en Fort Hood, no usó armas reglamentarias del Ejército, sino dos pistolas que había comprado a título personal.
Se trata de una persona solitaria, cuyos padres murieron jóvenes y que buscaba una esposa musulmana devota, como él. Pese a sus frustraciones personales no aparenta sufrir ninguna enfermedad mental, según declaraciones de sus colegas y familiares en la prensa estadounidense.
La Policía Militar y Federal ha registrado su apartamento en Killeen (Texas) y el automóvil que aparcó en la base y ha comenzado a entrevistar a personas que lo conocen.
Hasan, de 39 años, permanece mientras tanto en coma en condición estable, tras ser alcanzado por los disparos de una policía civil, la sargento Kimberly Munley.
“Se topó con el atacante. En un intercambio de disparos, ella fue herida pero logró alcanzarle cuatro veces. Fue una actuación estupenda y enérgica por parte de esta agente de policía”, dijo en una rueda de prensa el teniente general Robert Cone, el comandante de la base.
Ayer comenzó a conocerse la identidad de las víctimas, jóvenes soldados que se preparaban para ser desplegados en Afganistán o Irak, o que volvían de allí.
Hasan también debía seguir ese camino, dado que tenía órdenes para su envío a Afganistán, la primera vez que iba a la guerra, informó el coronel Steve Braverman.
Algunos colegas y familiares dijeron a la prensa estadounidense que quería que Estados Unidos se retirara de esos dos países, que intentó abandonar el Ejército y no deseaba ir al frente, pero enfatizaron que nunca manifestó ideas extremistas.
“Le mortificaba la idea de ser desplegado”, dijo al diario The New York Times su primo Nader Hasan. “La gente le contaba a diario los horrores que vieron” en combate, añadió.
Hasan, nacido en Virginia de padres palestinos, estudió psiquiatría en una universidad militar, y en el hospital Walter Reed, la principal instalación para heridos de guerra del Ejército, trató las secuelas psicológicas de los soldados.
En un comunicado, su familia indicó que las acciones de Hasan son “atroces y deplorables”, y dijo estar “orgullosa de Estados Unidos”.
Algunos soldados que presenciaron la matanza han dicho que Hasan gritó “Allahu Akbar!”, que significa “Dios es grande” en árabe, antes de disparar, según Cone.
Organizaciones islámicas de Estados Unidos condenaron el ataque y dijeron haber recibido amenazas anónimas cuando se supo que su autor del tiroteo era musulmán.