Aunque las autoridades insisten en que la curva está estabilizada en Brasil, el número de contagios por el coronavirus SARS-CoV-2 sigue al alza y los muertos se acercan a 85.000, con un promedio de unos 1.000 diarios, mientras que el país sigue con su acelerada desescalada.
Tras registrar un récord de nuevos infectados la víspera (67.860), Brasil contabilizó este jueves 59.961 contagiados y 1.311 decesos por la COVID-19 en las últimas 24 horas, cifras que confirman la todavía preocupante situación en el país, el segundo más azotado por la pandemia después de Estados Unidos.
De esa forma, el total de contagios registrados llegó a los 2.287.475, mientras que el de muertos alcanzó las 84.082, con una media de 1.000 muertos desde finales de mayo, lo que refleja el estancamiento del país en el nivel más alto de la curva pandémica.
Hace unos días, la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que las infecciones por el nuevo coronavirus llegaron a su ápice y sugirió que las mismas no aumentarían de forma exponencial, aunque alertó de que el gigante suramericano se encuentra "en el ojo de la batalla".
No obstante, Brasil tuvo hoy el segundo mayor número de casos diarios ya registrado en una sola jornada desde el inicio de la pandemia.
EL INVIERNO, NUEVO FRENTE EN LA LUCHA CONTRA EL VIRUS
La pandemia parece haberse estabilizado en algunas regiones del sudeste, como Sao Paulo y Río de Janeiro, y partes del norte y nordeste, donde el virus golpeó con fuerza en los primeros meses de la crisis.
Pero el SARS-CoV-2 se expande ahora por las regiones centro-oeste, donde está la capital Brasilia, y por el sur, en momentos en que se intensifica el invierno austral.
En visita a Curitiba, capital del sureño estado de Paraná y que vio los casos de coronavirus multiplicarse en las últimas semanas, el ministro interino de Salud, general Eduardo Pazuello, recalcó que la llegada del invierno supone el "momento más crítico" para las enfermedades respiratorias.
"En este momento, aumenta las contaminaciones (...) La curva tiende a crecer, porque en este momento tenemos el invierno en el sur. Aumenta la influenza y también la COVID-19", dijo en una rueda de prensa.
Pazuello, quien ocupa el cargo de forma interina hace dos meses, precisó que "una cosa es la curva creciente de contaminación y otra es la curva de óbitos", cuyo combate, según el titular, corresponde a las autoridades del país.
"Qué respuesta, qué acciones vamos a tomar para evitar que ocurran los decesos. Es responsabilidad de los gestores que la curva de muertes no se junte a la curva de contagios", señaló.
Pazuello recalcó que, para evitar los fallecimientos, es necesaria una atención precoz en las Unidades Básicas de Salud y un tratamiento clínico adecuado basado en los medicamentos existentes para el combate a la COVID-19, entre los que evitó hacer referencias a la cloroquina, un antipalúdico con el que el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, se ha tratado de la enfermedad.
ESTUDIO NO ENCUENTRA EFICACIA DE LA HIDROXICLOROQUINA
Pese a la férrea defensa de este fármaco por parte de Bolsonaro, un estudio publicado este jueves en la revista científica "The New England Journal of Medicine" no encontró evidencias de la eficacia del fármaco en pacientes con casos leves y moderados de la COVID-19.
La investigación, llevada a cabo por una coalición que reúne 55 centros médicos y realizada con más de 660 pacientes, detectó que el tratamiento a base de hidroxicloroquina no solo no es eficaz contra la enfermedad sino que también aumenta los riesgos de arritmia cardíaca y otros daños colaterales.
Bolsonaro, sin embargo, ha atribuido la mejora en su estado de salud al tratamiento a base de cloroquina y este jueves volvió a defender el fármaco en un directo transmitido en sus redes sociales.
"No lo estoy recomendando, pero yo tomé y me estoy sintiendo muy bien hasta hoy", dijo.
"Hay quien lo critica. Pero no hay aún comprobación científica. No es recomendado", pero cada paciente puede decidir, dijo.
Por la mañana, el gobernante dio un paseo en moto por las calles interiores del Palacio de la Alvorada y desató alguna polémica, pues se detuvo un momento para conversar con personal de limpieza, para lo que se quitó el casco y se mostró sin la mascarilla preceptiva, pese a su situación de salud.
Al caer la tarde, se acercó otra vez a los jardines de su residencia oficial para el acto en que cada día es arriada la bandera nacional y volvió a conversar con algunos seguidores, separado por un pequeño canal de agua.
Entre una y otra broma, Bolsonaro declaró que "quien vive en sociedad, más temprano o más tarde se va a contagiar" de la COVID-19, algo que ha repetido desde el mismo inicio de la pandemia.
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Los contagios por coronavirus repuntan en Brasil en plena desescalada
Brasil contabilizó este jueves 59.961 contagiados y 1.311 decesos por la COVID-19 en las últimas 24 horas
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