Su primera carta, en homenaje a Miguel Cervantes y a su obra ‘La Ilustre Fregona’ se encuentra en el Museo Cervantes de Madrid. No en vano, el Bar Restaurante Almanar abrió sus puertas en noviembre de 2016 como un espacio cultural y gastronómico, donde además de degustar las recetas más tradicionales de Barbate, se disfrutaba de exposiciones, revueltas poéticas, presentaciones de libros, etc., actividad que apuesta por recuperar cuando la situación lo permita.
Las cañas las sirve a 80 céntimos, sus menús a 9 euros cada vez son más cocidos y sus postres y tartas caseras, destacan en su amplia oferta gastronómicaUbicado estratégicamente en la Plaza del Faro de Barbate, muy cerca de la Playa del Carmen, Bar Restaurante Almanar está dirigido por María Rodríguez y Valentín Relinque, quienes acompañados por Juan Melero en cocina y Mari Ángeles en atención al cliente, son claros al afirmar que “su verdadera apuesta gastronómica pasa por la recuperación y puesta en valor de los platos típicos de Barbate, como la mojama en tomate, el atún encebollado, los revueltos típicos o sus afamados “duelos y quebrantos”; a la vez que introduce recetas innovadoras como sus exquisitas croquetas caseras de mojama; su tosta de atún ahumado con queso de cabra o su exclusivo ‘Sinfonier de atún’ (elaborado con alga wakame, solomillo de atún a la plancha y huevas tobiko), “una tapa única en el mundo que posiciona al Bar Almanar en primer lugar en el buscador de google”, explican orgullosos María y Valentín.
Productos de calidad
Para la elaboración de cada tapa y plato sólo utilizan productos de calidad. “Somos un bar de barrio, humilde, tradicional, pero que mimamos cada producto”. En su carta no falta el auténtico atún rojo de almadraba –al que dedicó su segunda carta-; ni los pescados de nuestra zona procedentes directamente de la lonja. “El padre de María es dueño de un barco de trasmallo, por lo que la vinculación del Bar Almanar con los productos del mar es directa”, cuenta Valentín.
Así, en una completa carta donde ofrece tapas, platos combinados, carnes variadas (retinto, presa, lagarto ibérico, etc.), bocadillos y montaditos, y platos tradicionales, además del afamado calamar de potera –que el propio Valentín pesca-; en Almanar ponen “toda la carne -y el pescado- en el asador” para satisfacer al más exigente comensal, incluidos celíacos y personas con alergias alimenticias; con precios asequibles y ofreciendo máxima calidad. No en vano, hay quienes lo denominan “El Campero de los pobres” en sus críticas gastronómicas.
Las cañas las sirve a 80 céntimos y las acompaña de aperitivo. Sus menús a 9 euros cada vez son más cocidos, y sus postres y tartas caseras hacen las delicias de todas las personas que para el desayuno, el almuerzo, la merienda o la cena, apuestan por pasar un agradable rato en el Bar Almanar.
Agradecimientos
Tanto María como Valentín agradecen a toda su clientela la confianza que durante estos años han depositado en su casa, con especial mención a los familiares y amigos que le ayudaron a hacer realizar su proyecto gastronómico en sus difíciles comienzos: “Es de bien nacido ser agradecido, por ello, nos gustaría destacar la gran ayuda que grandes hosteleros y empresarios como ‘El Rufo’, Antonio ‘El Tofe’ o Miguel Muñoz (Frimu), nos prestaron cuando más lo necesitamos”, concluyen.