Sostenía el sociólogo Robert D.Putnam que el capital social se nutre de una suerte de identidad común y de valores compartidos que ayudan a crear instituciones cívicas que unen a la comunidad. Este ha sido el leiv motiv del FIT, que tras 34 años dirigido por Pepe Blablé, llega con aires nuevos bajo la dirección de Isla Aguilar y Miguel Oyarzum.
En Cádiz hay lugares únicos y darle valor a la ciudad es muy importante. Hemos querido que el Festival no sólo ocurriese en el centro, sino también en Extramuros”Tenía razón Bauman al insistir que en esta vida moderna no hay vínculos permanentes y que, por ello, los lazos que anudamos deben ser flojos, para que podamos deshacerlos si las circunstancias cambian.
Y sí, han cambiado y mucho. La pandemia ha hecho que mentes brillantes expriman su luz para dejar constancia de su creatividad. Este es el caso de los dos nuevos directores de este festival, que acerca el arte más allá de los océanos.
¿Qué destacan ustedes del festival?
Miguel: se adapta a las circunstancias,y por ello, lo más importante es que ocurra. En un momento como este, que haya un festival ya de por sí es un logro y un acto de valentía por parte de todo el equipo que lo hace y de las instituciones que lo apoyan.Concretando más, destacaría que está pensado desde la pandemia, ya se adapta y no renuncia a la presencialidad, combinado con otras propuestas semipresenciales virtuales.
Esta edición se abre a otros espacios, como los depósitos de tabacalera...
Isla: Una de las ideas que traíamos era poder utilizar Cádiz como telón de fondo del Festival, sacar de la caja negra los espectáculos y trabajar con los artistas proyectando sus miradas sobre la ciudad. Miguel y yo lo primero que hicimos fue pasear por la ciudad. Los depósitos de Tabacalera nos pareció un lugar bellísimo, con muchísimo carácter.
Nosotros en otros festivales hemos querido habitar espacios que tienen una historia, una identidad fuerte y que se conectan con la ciudad, reutilizarlos, darles otras perspectivas y abrirlos a los artistas, que suelen ser muy audaces.
Jugar con eso nos parecía que podía suscitar interés en el público y para nosotros es un privilegio que eso haya pasado.
M: En Cádiz hay lugares únicos y darle valor a la ciudad es muy importante. Hemos querido que el Festival no sólo ocurriese en el centro, sino también en Extramuros.
¿Cuáles son sus objetivos para esta edición?
I: En primer lugar, que se lleve a cabo todo lo que está programado. Estamos en el momento de pelear para poder traer a los artistas que van a venir desde latinoamérica, con todos los permisos, consulados, etc. También, conectar con la realidad, ya que es muy interesante el momento que estamos viviendo, es un punto de inflexión y no sólo por la pandemia, sino porque realmente parece que hemos llegado al fin de una época. Está claro que analizar eso desde dentro es complicado, pero creo que hemos generado todas las obras programadas con una causa, porque hablan de una temática que se conecta con la contemporaneidad, con este momento tan concreto, y los artistas analizan con una mirada crítica la realidad o determinadas sensibilidades.
La programación está muy apegada a esta idea. Hemos invitado a activistas, filósofos y personas del mundo del pensamiento para que vengan a analizar esas obras. Hemos intentado rodearnos de òpticas interesantes, reflexiones y un punto crítico que puedan hacer un festival muy redondo, ya que se va a configurar en el análisis de la realidad, conectándose con ella.
M: Añadiría que en un momento en el que la cultura es tan vulnerable, lo importante es mantener ese hashtag de ‘Cultura Segura. Para que el público vuelva a los teatros y actividades culturales y que el FIT sirva para arrancar la temporada, que la ciudadanía se vaya animando poco a poco y demostremos que la cultura es lo más seguro que hay, para que podamos abrir cada vez más aforos y vuelva a arrancar la dinámica de la industria cultural.
Tienen un largo recorrido en el mundo de la creación artística, ¿cómo valoran la cultura en la ciudad?
M: No nos ha dado tiempo a vivir la ciudad, ya que hemos estado enfrascados en la creación del festival y también dado el momento actual de pandemia, hay pocos espectáculos. Pero, los Premios Max han demostrado que hay compañías de Cádiz que son un referente a nivel nacional.
¿Cómo calificarían esta edición del FIT?
M: Es un Festival que expande el legado de los 34 años anteriores a nuevas plataformas, nuevos espacios, nuevas poéticas, con la intención de generar nuevas audiencias.
I: Todos los festivales tienen que mimar también a los públicos futuros, a los más pequeños de la familia. Nosotros hemos estado viviendo muchos años en Inglaterra y en el mundo anglosajón son muy listos y saben que si quieren un futuro, tienes que inocular ese gusto por la cultura desde pequeños. Aquí es necesario que el público más pequeño pueda disfrutar también de la cultura.
¿Cómo ha sido su llegada a la ciudad?
I y M: Nos ha acogido con un espíritu de generosidad y de bienvenida increíble. El equipo que hace el Festival ha sido muy generoso también. El equipo ama este festival, le pone mucha pasión y mucho respeto hacia la nueva óptica que estamos proponiendo. Están siendo muy profesionales
¿Qué destacarían de su propia trayectoria profesional?
I: El paso por inglaterra ha sido fundamental. El hecho de llegar y vivir en otro país y hacer un festival desde cero allí, pasar por todas las fases nos ha hecho crecer mucho profesionalmente. En todo nuestro trabajo hay un relato detrás, tiene que tener un contexto y un por qué.
M: El encuentro con Isla. Eso marcó un antes y un después en mi vida profesional. Antes de encontrarme con ella tenía una carrera únicamente artística. Sigo dirigiendo, actuando y demás pero nunca pensé en la gestión. Y sin embargo, Isla viene del mundo del museo, exposiciones...la gestión cultural y eso me hizo ver el potencial que hay mirando las artes desde ese otro lado.
I: Aunque el mejor proyecto de nuestras vidas es nuestro hijo. (ambos sonríen, se miran y asienten). Han sido diez años fundamentales los pasados en Inglaterra.Porque es una sociedad donde, al margen de todo lo que se pueda criticar, el trabajo funciona a través de la meritocracia y te da cancha para crecer. Empezamos con un festival muy pequeño y en sólo diez años está muy posicionado a nivel internacional y muy apoyado desde las instituciones. Conseguir eso de cero, en tan poco tiempo y siendo extranjeros nos ha dado mucha seguridad.
¿Qué potencial cultural ven en Cádiz?
I: Muchísimo potencial. Es una ciudad muy interesante desde el punto de vista estratégico, por donde está situada, como cruce de caminos entre latinoamérica, el norte de África, Europa y el Mediterráneo… denota la calidad humana de los gaditanos y gaditanas, que son muy abiertos. Todo ello genera la sensación de que se pueden hacer muchas cosas en esta ciudad.