Así consta en el auto de 59 folios dictado por el juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska, en el que el magistrado justifica su decisión de haber enviado a prisión a 31 de los 35 presuntos miembros de Segi detenidos esta semana en la operación desarrollada conjuntamente la Policía y la Guardia Civil en el País Vasco y Navarra contra la cúpula de la organización ilegalizada.
Dicha operación se desencadenó a partir de unos documentos requisados a Sirvent, en uno de los cuales, bajo el título de La Organización de la revolución juvenil en Euskal Herria, el responsable del aparato político de ETA destacaba que “uno de los elementos más importantes es la planificación de la militancia”.
A la “falta de formación” de los militantes que Sirvent denuncia en el material citado por el magistrado se suma que, desde la ruptura de la tregua en junio de 2007, “la maquinaria represiva del estado español se va a encargar de ir golpeando duramente a la organización juvenil”.
Pero, además, el dirigente de la banda terrorista ETA advierte: “Estamos tan separados del pueblo que la distancia se está haciendo insostenible. Hemos encendido las alarmas al notar que esta distancia incluso con nuestra propia base, aumentada por el cerco mediático y represivo, podría hacernos mucho daño en el corto plazo”.