Estamos en carnavales y parece que nuestro cuerpo lo sabe porque genera cierta sensación de felicidad cuando llegan estas fechas. Evidentemente tienes que ser de Cadi Cadi o haber tenido contacto con esta tierra y/o que te gusten estas fiestas para que te genere esa sensación en su máxima intensidad. Asociado al carnaval va la guasa pero aquella que genera risa. Debe ser una guasa sin insultar y sin ofender, más bien situaciones cómicas genéricas que producen la risa, como una especie de chiste pero cantado en un pasodoble, tango, parodia, cuplé o popurrí y con un desarrollo mayor. Hablando de chistes, se me ocurre uno médico. Un paciente acude a la consulta y le dice al médico: "me duele aquí, se va para allá, luego sale de aquí y llega hasta acá y algunas veces empieza por aquí y termina ahí", a lo que el médico contestó: "evidentemente tiene usted un dolor pasajero". Es un chiste malo pero sirve de prólogo para algo tan bonito como es la risa.
La risa es una respuesta de nuestro cuerpo generada por un determinado tipo de estímulo. Necesita en muchos casos compañía porque por lo general la soledad si acaso provoca una sonrisa, que es una forma suave y silenciosa de risa. No comenzamos a reír como tal hasta los 4 meses de edad, anteriormente son gestos de complacencia del recién nacido y el bebé que se inician a las seis semanas pero que no tienen el mismo mecanismo de la risa. Se trata de una respuesta innata y no aprendida en nuestro cuerpo, de hecho los niños ciegos y sordos sonríen. Varía según su tono, duración y la fuerza con la que se produce desde sonrisa a carcajada. Además de ser contagiosa desencadena sentimientos positivos. Se produce con interrupciones del aliento, por eso algunas veces desencadena tos o pequeños y leves episodios de asfixia. Es controlada por una zona del cerebro llamado sistema límbico, responsable de su sonido, la expresión de nuestra cara, los movimientos musculares y la respiración. De hecho hay estudios de la Universidad de California que al estimular determinadas zonas cerebrales (área motora suplementaria) con electrodos, producen sonrisa y si se estimulan con mayor intensidad la risa a carcajadas. A medida que vamos envejeciendo nos reímos menos, así un niño de 7-10 años se ríe unas 300 veces al día, mientras que un adulto lo hace menos de 80 veces diarias y los "zaboríos" raramente lo hacen o dicen que no la necesitan.
Entre sus efectos beneficiosos destacan la disminución de la epinefrina y cortisol que se liberan con el estrés, aumenta la producción de anticuerpos y linfocitos T para mejorar nuestro sistema defensivo inmunitario, aumenta el apetito, disminuye el temblor y la angustia, reduce la ira, previene la formación de enfermedades generando endorfinas (hormonas de la felicidad), disminuye la intensidad del dolor, favorece la digestión por aumentar la contracción de los músculos abdominales, masajea las vísceras de nuestro cuerpo favoreciendo la defecación, aumenta la frecuencia cardíaca y favorece la elasticidad de las arterias cardíacas, por su capacidad de ejercicio muscular puede disminuir el colesterol, la glucemia y la tensión arterial, disminuye la intensidad de una reacción alérgica y aumenta la esperanza de vida, pues en un estudio de la clínica Mayo en Rochester en el año 2000, concluyó que los´optimistas vivían más que los pesimistas, aunque también los optimistas suelen presentar hábitos de vida más saludables.
En el lado negativo existen algunas enfermedades que la risa es un síntoma de su enfermedad como ocurre en la esquizofrenia, drogadicciones, autismo o la risa sardónica del tétanos por espasmos y contracturas musculares faciales que producen esa falsa y fea sonrisa. Algunos animales ríen, como los chimpancés y monos aunque lo hacen inspirando y exhalando aire a diferencia de nosotros que solo es exhalando el aire. Las cosquillas generan risa a veces muy intensa y se produce al tocar ciertas partes de nuestro cuerpo con mayor sensibilidad (axilas, palmas de manos y plantas de pies) producidas porque el cerebelo no puede predecir ese movimiento ni donde se produce, por eso es muy difícil generarnos nosotros mismos cosquillas porque el cerebelo ya lo conoce y no estimula esa sensación. La risa, como el bostezo, es contagiosa porque prepara con su visualización a los músculos faciales para reír o para bostezar y produce una copia de ese comportamiento. Se calcula que hasta 400 músculos se mueven durante una carcajada y muchos de ellos solo lo hacen cuando es por medio de la risa.
Así que ya saben les he dado muchos motivos para practicar la risa, pero eso sí, siempre que se rían con alguien y no de alguien que también hay risas malévolas. iQué se destape la risa, que esto es Carnaval!