Hace seis años una fotografía estremecedora conmocionó al mundo. Por menos tiempo que el deseado, pero fue un calambrazo que provocó a la gente que tiene decencia una sensación a medio camino entre el dolor y la vergüenza. Fue la instantánea del cuerpo inerte de Aylán Kurdi en la orilla de una playa turca. Bocabajo, con camiseta roja y vaqueros azules hasta las rodillas, y sus zapatitos -calculo- del número 22 o 23. Las palmas de sus manos mirando al cielo y las suaves olas golpeando la carita del pequeño sirio de 3 años que, como leí en una crónica de aquel entonces, nunca conoció la paz.
Las Ongs elevan a más de un millar el número de niños ahogados en la zona, pero sin más fotos que inmortalizasen esta tragedia. Como tampoco hubo imágenes, dos años después, del niño inmigrante, que apareció ahogado en una zona comprendida entre Los Caños de Meca, Zahora y El Palmar, en la provincia de Cádiz. Viajaba en una patera de familiares y paisanos marroquíes que zozobró y de la que el profundo estómago del Estrecho arrojó a la costa 5 cadáveres de un número indeterminado de ocupantes que nunca conoceremos.
Pues esta semana, de nuevo, lamentablemente la historia más cruel se ha repetido: un nuevo Aylán andaluz, el segundo, tras encontrar el cadáver de un niño de entre 3 y 4 años en la arena de la playa Puerto del Rey de Vera. A unos 200 metros de distancia el cuerpo sin vida de una mujer. ¿Quién sabe si era su madre? Tampoco hay foto, y como no hay imagen pues vivimos anestesiados ajenos al mayúsculo drama migratorio que estamos permitiendo.
Llevo tiempo alertando del riesgo de perder nuestra capacidad de conmocionarnos, de sensibilizarnos ante esta tragedia. Definitivamente así ha ocurrido.Da igual que se mueran en nuestras narices. Los últimos días han muerto ahogados 8 inmigrantes, uno de ellos el nuevo Aylán, y apenas ha tenido reflejo en la prensa nacional y tampoco en la andaluza ha sido portada informativa. ¡Qué decepción más grande la sordina mediática y el silencio político cómplice ante una sociedad que prefiere permanecer al margen! Lo dije hace 4 años con la criatura de Los Caños y lo vuelvo a repetir hoy. ¡Ojala haya foto y se haga pública! Para despertarnos a todos y de paso silenciar a los bárbaros que siguen asustando y engañando a mucha gente con el discurso falso y espurio de que nos invaden.