Si hay un lugar inquietante dentro de la geografía española ese es, sin dudas, el de Belchite –pueblo viejo- en plena comarca de Aragón, un lugar donde hay todo tipo de historias, de leyendas y de misterios que perturban a todos los que se acercan o tratan de investigar en su interior.
El pueblo fantasma de Belchite y sus psicofonías se ha hecho célebres entre aquellos que buscan sus enigmas máxime cuando es un lugar azotado por la Guerra Civil en España donde murieron miles de personas a manos del ejército republicano, una tremenda masacre que siempre será recordada.
En la Historia siempre se encontrará como aquella localidad donde se produjo una cruenta batalla y donde la masacre más brutal se hizo realidad, tristemente. Lucha sin cuartel entre los dos ejércitos donde las tropas falangistas capturaron al alcalde, Mariano Castillo junto a 170 personas simpatizantes con la República y los fusilaron, si bien el primero de ellos se quitó la vida.
La represalia llegaría un año después cuando un 24 de agosto de 1937 el ejército “rojo” lanzó una ofensiva contra el pueblo en el que participaron 25.000 soldados y en el que los poco más de 5.000 personas, entre miembros de los nacionales y vecinos, poco o nada pudieron hacer ante su avance.
El cerco era definitivo, no había opciones… O rendición o muerte, y lo primero llevaba a la segundo. El asedio era intenso, en el pueblo no tenían ni agua, ni comida, las enfermedades se cebaban con todos, además era un punto estratégico y supondría –una victoria- un importante refuerzo moral para las tropas.
Cazas ligeros Polikarpov I-16 y Polikarpov I-16 de los republicanos bombardearon toda la zona, los cañones hacían lo propio y los soldados penetraron en el interior del mismo luchando calle a calle, casa a casa. Muy pronto los cadáveres comenzaron a amontonarse, la muerte estaba presente.
Los refuerzos prometidos por Franco nunca llegaron desde la cercana Zaragoza y, cuando la batalla finalizaba, 300 desesperados trataron de romper el cerco, murieron 220 de ellos.
El misterio habita en el pueblo fantasma de Belchite y sus psicofonías son un buen ejemplo de ello, todo el dolor contenido en cada una de sus derruidas paredes hace que hoy se manifiesten allí los ecos del pasado y los espectros de los caídos.
Quién más y mejor ha investigado todo ello es el periodista Carlos Bogdanich quién en 1986, con el equipo del programa “Cuarta Dimensión”, de Radio Heraldo, grabó todo tipo de sonidos extraños que hoy podríamos identificar con parafonías.
El investigador coloco sus micrófonos en la vieja iglesia de San Martín y se alejaron a los coches para no hacer ruidos e interferir en la misma, eran equipos de bobina, lo mejor de su tiempo, de cintas. Recordando aquella noche uno de los miembros, Juan Carlos Mora, entró en una especia de trance en el que mirando a sus compañeros, con los ojos abiertos, dijo: ““¡Aquí están, me apuntan!”, durante seis horas se estuvo grabando y la sorpresa iba a ser impactante.
El técnico de sonido Ricardo Martínez y Carlos Bogdanich se pusieron a revisar el material mientras los otros dormían una vez finalizada las grabaciones. De entre el silencio surgieron sonidos, parafonías, lo primero una especie de estampida, una especie de cañonazo, era como una bomba para, acto seguidos, escuchar claramente el picado de un avión de la guerra.
Expertos militares escucharon todo aquello y no tenían ninguna duda: era un caza republicanos en tareas de destrucción. Aquello tuvo una repercusión inmediata y muchos medios de comunicación se hicieron eco de la misma. No era para menos pues era algo inédito e importante.
Pero hay más, allí, entre las ruinas de aquellas casas de viejo ladrillo rojo, se aparece una forma sombría, un espectro que ha aterrorizado a muchos visitantes. Además otros registros sonoros han grabado las voces y llantos de niños, el dolor contenido en todo el lugar que, de alguna u otra forma se manifiestan en la actualidad.
Belchite es un pueblo fantasmagórico, allí se erigió una cruz de metal con remaches que debe recordar a los caídos.
Los medidores de campos electromagnéticos suelen presentar mal funcionamiento, picos elevados en lecturas imposibles donde, en principio, no hay nada. Baterías que quedan agotadas sin ni tan siquiera haber sido utilizadas o, en el silencio de la noche, escuchar como alguien se acerca allá donde sólo impera la nada.
Hoy día es un recuerdo, una llamada al ser humano, una invitación para que no se vuelva a repetir algo que se considera un crimen contra la Humanidad. Más allá de todo eso nos queda el registro de lo paranormal, aquello que no podemos explicar y que hoy se manifiesta en sus casas, en sus calles y para los que no hay una explicación racional si no es recurriendo a fantasmas y las voces del “otro lado”.