Cuántas vivencias e historias detrás de aquellas ventanas y balcones. Durante el día apenas tenían actividad, y sus actores salían a las calles a pasear y acudir a sus trabajos. De noche presentaban muchos misterios entre las luces y las oscuridades, lo evidente y el desconocimiento.
Así, en una de ellas nos asomábamos a todos los artilugios de las nuevas tecnologías adornados de pequeños focos de todos los colores del arco iris que oscilaban entre encendidos y apagados como si estuvieran espiando todo lo que ocurriese en el mundo desconocido.
Hacia el fondo y más a lo lejos en un balcón y al anochecer aparecía siempre el mismo personaje realizando la misma maniobra repetitivamente, haciendo señales con la linterna de su móvil y moviendo un recipiente que aparentaba ser la vivienda de un extraño animal, que le liberaba de las palomas e insectos.
Mientras que en otra de ellas superando el frio y las inclemencias del tiempo y con el torso desnudo, un individuo realizaba todo tipo de flexiones, utilizando la balconada como barras de apoyo gimnástico. Así en casi todas las ventanas y balcones podíamos, observando en profundidad, sacar argumentos novelescos que pudieran en cualquier momento, cerrar o abrir las páginas de un libro.
Aquellas ventanas y balcones escondían la expresión de una realidad, de sus éxitos y fracasos, en la que no eran personajes televisivos ni de pega, sino auténticos protagonistas: Cuántos amores y odios detrás de aquellas persianas, tras aquellos cristales y cortinas.
Lo cierto es que si nos dejaran mirar por el ojo de la cerradura lo que sucede en aquellas mansiones, nos sorprenderíamos que les preocupaba, lo que hacían y porque razones, los mayores en un estado de quietud estaban como hipnotizados frente a aquellas pantallas, un matrimonio discutía y los niños jugaban con su playstation a videojuegos tremendamente violentos embobados ante otra pantalla de plasma que tenían en su habitación, intentando derrotar al otro.
Me asome por otras mirillas, y la mayoría de las veces me encontraba entre personajes, que se movían entre lo real y lo virtual, en la que descubría muchos locos patéticos que compran y venden todo, y seres encantadores y admirables, e individuos insustanciales que estaban dispuestos a cualquier cosa con tal de llamar la atención y dar espectáculo.
Asombrado había descubierto que siempre había alguien interesado en hacer lo más increíble todavía y dispuestos a que se hablara de ellos, aunque fuera estimulando las más feroces críticas en todos los foros de opinión. Tal vez porque vivimos en una sociedad en la que los secretos mejor guardados, están en manos de rostros desconocidos y a los que si conociéramos su apariencia, podríamos desvelar que en ocasiones bajo su amable, agradable e incluso simulada fragilidad, se escondían tipos duros como el granito y fríos como el mármol, gente sin moral ni piedad:
Si en algún momento estos sujetos intentan colarse como amigos nuestros, huyan de ellos como alma que lleva el diablo, ya que no nos aportan nada y solo van a su puñetero interés, y cuando analizamos su conducta con frialdad y distancia, tomamos conciencia que en ningún momento han sido honestos con nosotros, y que la inmensa mayoría de sus actuaciones, han sido meras representaciones por conveniencia, y que han concluido en la deslealtad y la traición. Confieso que todo esto pude verlo con serenidad y mesura, porque me di cuenta que para mucha gente con los años, me había vuelto invisible.