No va a ser uno de los mayores museos militares de España ni muchísimo menos como se vendió en un principio, aunque ese tipo de rebajas ya es moneda de uso común en San Fernando desde que se iba a contar con el mayor acuario de España y al final no aparecen los peces.
Y en una buena parte de lo que se ofrezca al visitante, de dentro y de fuera de San Fernando, las réplicas estarán a la orden del día antes que los originales, que permanecerán en los museos de Madrid como ocurre con muchas piezas. A todo lo más se quedará en parte de lo que la senadora del PSOE, María Jesús Castro Mateos, ha venido anunciando, un atractivo más para una ciudad en la que la Marina tiene el tirón necesario como para entrar en la oferta turística a falta de conocer los resultados de un museo en pleno centro de la ciudad antes que en la población militar de San Carlos y con horarios demasiados restringidos.
Castro Mateos, de todas formas, se puede sentir contenta de poder anunciar al menos -antes de que acabe esta legislatura que no se sabe cuándo acabará- que las obras están terminadas y que incluso fueron entregadas las semana pasada. Pero hasta ahí, al menos por ahora.
Y es que si bien han sido entregadas, lo que se ha terminado ha sido el edificio de acceso, lo que va a quedar como museo visitanble y que queda separado de la zona noble de la antigua Capitanía General, reconvertida por ahora en Cuartel General de la Infantería de Marina de forma provisional y después en residencia de altos cargos militares y personalidades de relevancia. Amén de que la Marina preste el edificio para algunos actos de tipo civil ante la falta -que se presume larga- de escenarios con el caché que merece La Isla.
Las instalaciones
En el edificio del museo se han eliminado el cuartelillo y las oficinas. El sótano se dedica a almacén, la planta baja a conferencias y actos y a museo y la primera planta a exposiciones temporales.
Pero aún hay que esperar, no se sabe cuánto, para que el proyecto del museo militar comience a rentabilizarse por la ciudad y su oferta turística. Sin olvidar decir que como es costumbre en San Fernando, no se han hecho estudios de viabilidad sobre las bondades de dicha oferta, aunque las pérdidas que hubiera se enjugarían en su carácter cultural, que es algo que cuesta siempre dinero a la sociedad, y sería menor de lo previsto cuando se iba a construir uno de los mejores museos de España.
No en vano, la crisis económica también ha hecho estragos en las pretensiones iniciales y ha sido materialmente imposible invertir los 2,4 millones de euros iniciales en las dos anualidades previstas. Por contra, se han restado a esa cantidad 800.000 euros, por lo que el montante total de las obras ha sido de 1,6 millones de euros.
Las consecuencias de ese recorte sustancial son las esperadas. El edificio ha sido entregado como decía la senadora, pero las instalaciones están sin habilitar. Esto es, paredes terminadas, en parte utilizadas por los servicios del Cuartel General de la Infantería de Marina, pero sin mobiliario.
A todo lo más se podrían utilizar algunas dependencias como la sala de conferencias, pero con la particularidad de que no tiene aún ni tarima y los sistemas de megafonía tampoco están instalados. O sea, que lo mismo es peor el remedio que la enfermedad si alguien propone dicho escenario.
De todas formas, la rebaja desde el gran museo que iba a ser a un museo normalito que acabará siendo no es lo más importante ahora mismo, porque al fin y al cabo el proyecto ha pasado por el mismo trámite que todos los demás afectados por la crisis.
La Comandancia General
Lo importante ahora es que la actividad museística no se podrá llevar a cabo mientras esté dentro el Cuartel General de la Infantería de Marina y el Cuartel General estará hasta que se construyan las nuevas dependencias en el antiguo Centro de Instrucción de Marinería, una obra que tardaría, en su primera fase, un año entero en construirse.
Ahí las cosas, sin embargo, todo va más rápido -razonablemente- de lo que se preveía, ya que como avanzaba este periódico, la antigua Capitanía General puede ser un edificio emblemático y bueno para residencia de altos cargos, pero no reúne ni de lejos los estándares de seguridad que exige un cuartel general de un Cuerpo de Ejército.
Las obras, pues, podrían comenzar en el mes de septiembre que viene, por lo que estarían terminadas en el mismo periodo de 2012 y contando con los imponderables de todo tipo de obras, hacia finales de octubre o con los polvorones del Bicentenario de La Pepa.
Contando con que todo vaya bien, había que sumar al tiempo que tarden las obras, el traslado de las instalaciones del Cuartel General de la Infantería de Marina a sus nuevas dependencias y además lo que se tarde en deshabilitar el mobiliario provisional de tipo castrense y habilitar el museístico. Y todo ello suponiendo que las disposiciones económicas permitieran la musealización de la Capitanía. Hacer cálculos sobre todo eso y acertar, ya es de nota, a espera además del criterio de un nuevo Gobierno. Presumiblemente.
La puerta del CIM puede que sea lo único que se salve
Lo que está claro es que el Ministerio de Defensa está apostando por San Fernando, al menos, en lo que se refiere a la Infantería de Marina. No sólo ha trasladado el Cuartel General a La Isla, aunque sea degradándolo en beneficio del Almirante la Flota, sino que el proyecto de construcción de las instalaciones en la población de San Carlos da fe de que existe voluntad de que el Cuerpo de ejército más antiguo del mundo siga siendo patrimonio de la ciudad de San Fernando.
La prueba no es sólo el moderno edificio que se va a construir en el antiguo Centro de Instrucción de Marinería (CIM) en la población militar, sino las residencias para tropa que se han construido en los terrenos aledaños y que hacen que al menos buena parte -y cada vez más- de los infantes de Marina se queden la ciudad. Y gasten en la ciudad, claro está.
Ya están construidos dos de los edificios que están concebidos para la comodidad de los soldados de ambos sexos a través de un sistema de módulos que permite la mayor comodidad.
El nuevo edificio
En cuanto al edificio que albergará el Cuartel General de la Infantería de Marina, se basa en diseño funcional y moderno, con una primera zona adosada a los muros actuales de la zona noble del CIM, una plaza y otro edificio más grande. Desde la puerta del CIM se podrá ver Puerto Real y los caños, además de la plaza que separa los dos edificios.
Lo que está en duda es qué se respetará de la fachada del CIM. Ya está descartada la rehabilitación porque no lo permiten las leyes de construcción nuevas, y ni siquiera se sabe si se podrán mantener los dos pisos de la fachada principal o sólo uno. Hay que hacer pruebas a ver si la pared aguanta el edificio nuevo adosado.
La entrada
Lo que sí se quedará será el arco de entrada como símbolo de lo que fue y lo que representa para millares de españoles. Con motivo del décimo aniversario de la última jura de bandera en el CIM se informaba de la cantidad de entidades, a través de páginas web, que mantienen antiguos ‘pelones’ gracias a los recuerdos de su estancia en San Fernando.
Esa puerta de entrada, independientemente de lo que pueda salvarse de la fachada que todavía puede verse, será el homenaje a todos esos españoles que pasaron por las dependencias y que conocen San Fernando gracias al antiguo S