La selección olímpica de fútbol cayó eliminada en el día de ayer en los Juegos Olímpicos de Londres tras caer ante Honduras por un resultado de 1-0.
Muchas han sido las reacciones ante dicha derrota, muchas incluso escudándose en la, por otra parte, nefasta actuación arbitran el St James Park. Pero, desde mi punto de vista, el análisis debe ser más profundo que todo eso, especialmente centrándose en lo futbolístico.
España llegaba como favorita para alzarse con el oro junto a la Brasil de Neymar y compañía pero no lo han demostrado. Es cierto que la preparación ha sido corta y que, en casos como el de ayer agentes externos a ellos han influido en el resultado pero no lo es menos que la selección dirigida por Luis Milla sólo ha jugado bien al fútbol en vivo durante cuarenta y cinco minutos en dos partidos de noventa. Con algún momento de lucidez en el bochornoso primer encuentro, sólo la segunda mitad ante Honduras fue la selección que todos esperábamos. Y cuando el equipo carburó fue una auténtica apisonadora sin fortuna de cara a gol.
¿Por qué no se jugó así durante más minutos? Pues bien, la respuesta, desde mi punto de vista, es bastante clara. Hubo un grave error de concepto y de fallo en la dirección. Además de que jugadores como Isco han llegado en su pico más bajo de la temporada, esta selección sin Ander, Thiago y en el primer partido sin Muniaín, no puede desarrollar el juego que todo el mundo espera de ellos.
Ya sabíamos que Thiago no estaría por lesión y que Ander ha llegado muy justo a la cita olímpica. Por esto, el guión debería haber sido otro. La claridad, movilidad e imaginación de la que estos futbolistas dotan al equipo se ha echado de menos en todo momento. Son el tempo, la batuta, la cabeza y los ojos de un equipo que, buscando el famoso ‘tiqui-taca’, andaba ciego sin sus dos faros. Curiosamente, los mejores momentos de esta selección fueron con Ander sobre el terreno de juego. Tanto frente a Japón como frente a Honduras. Una vez más se demuestra que las casualidades no existen.
De este modo, a pesar de que en estos primeros días las lamentaciones por perder la oportunidad de ser una de las apuestas deportivas de estos Juegos Olímpicos estén por encima de los momentos de reflexión acerca de lo ocurrido, Milla, los jugadores y el resto del cuerpo técnico de este grupo tendrán que analizar los errores cometidos y prepararse para nuevos retos que vendrán en el futuro, que no serán pocos.
Dudar de estos futbolistas no debería estar permitido y estoy convencido de que se levantarán pese a las fuertes críticas que están recibiendo desde nuestro país. Acostumbrarse a ganar sólo se convierte en una mala costumbre cuando olvidas la importancia de saber perder.