En medio de las eliminatorias de Champions y revisando los partidos disputados hasta la fecha haciendo especial hincapié en el Real Madrid y en lo que está por suceder con el FC Barcelona saco una conclusión futbolística fundamental: la movilidad lo es todo en el ataque.
En el fútbol en vivo actual, tan lleno de tácticas y conocimientos acerca de los equipos rivales, además del talento individual, si quieres llevar la iniciativa de los partidos, tus futbolistas tienen que estar en continuo movimiento. Pero el movimiento no es moverse al azar por el terreno de juego, es tener la inteligencia suficiente enseñada desde fuera o innata del futbolista de saber ocupar los espacios libres para aprovechar precisamente el desplazamiento de un compañero anterior o invitar a un movimiento del interesado del rival. Real Madrid y FC Barcelona, enemigos íntimos en tantos aspectos, también son contrapuntos en este sentido.
Cuando en el ‘argot’ periodístico se le atribuye al juego blanco un cierto grado de lentitud y poca fluidez, no hay otro motivo que no sea la movilidad. Claros ejemplos son los partidos frente a Manchester United y Granada, en los que el Real Madrid tuvo momentos de juego realmente pobre. En esos señalados períodos de ambos encuentros se observa como hay momentos en los que Xabi Alonso, Khedira u Özil tienen el balón en su poder con hasta cuatro compañeros por delante de ellos bailando un vals con los defensas. Sus únicos desmarques en ruptura ante defensas tan cerca de su propio área no daban sus frutos y eran pocas las alternancias yendo en apoyo ocupando y generando los mencionados espacios libres en la exposición anterior. Esto provoca que el pasador de más toques de los que el querría con la pesadez que ello conlleva y que el equipo contrario esté realmente cómodo cuando tiene en frente al equipo dirigido por José Mourinho.
En el otro punto está el FC Barcelona. El conjunto culé hace todo lo contrario. Especialmente en sus centrocampistas y con uno o dos de su línea de ataque sumando a los ofensivos laterales de los que dispone, se hace muy difícil parar a este equipo además de la evidente calidad de la que disponen. Sólo Busquets actúa como ancla del esquema blaugrana. Messi viene a recibir, su lugar lo ocupa Fábregas, en el de Fábregas aparece Iniesta, a Iniesta le dobla Jordi Alba… Se generan espacios libres continuamente que ocupan jugadores llegando desde atrás y en condiciones de recibir el balón de frente a la portería rival, con la ventaja de pensamiento y a la hora de maniobrar que ello conlleva. Un claro ejemplo son las llegadas de Dani Alves desde segunda línea. Esto no sucede porque Alves decida darse una carrera de vez en cuando hacia arriba. Esto pasa porque el extremo derecho, generalmente Pedro, hace un desmarque hacia adentro obligando al lateral a perseguirle y generando un espacio en esa zona que aprovecha el brasileño para generar numerosas situaciones ventajosas para su equipo. Además, en este caso, si el lateral decide quedarse y no seguir al extremo, siempre este jugador estará libre de marca, por lo que es un movimiento perfecto.
Todo esto son pequeños ejemplos de las dos
mejores apuestas deportivas del fútbol actual. La evidencia es clara: para dominar encuentros debes dominar el ‘arte de la movilidad’. No a todo el mundo le gusta el fútbol del FC Barcelona o la selección española pero no es discutible que para tener el balón en propiedad y a su vez hacer daño a los rivales no hay nada más efectivo que la movilidad con el obvio ingrediente de la calidad y el talento.