El Día de Andalucía ha vuelto a ser el día de la reivindicación en las calles, con miles de manifestantes bajo banderas y siglas de lo más diversas, aunque muy lejos de aquella unitaria que buscaba la autonomía plena, a pesar de que uno de los grandes protagonistas, en el recuerdo, ha sido José Manuel García Caparrós, Hijo Predilecto de Andalucía a título póstumo y al que Antonio Banderas ha hecho un sentido homenaje, recordando que aquel tiro que lo mató el 4 de diciembre de 1977 también pudo recibirlo él.
La mañana, fría, muy fría, no ha sido impedimento para que miles de personas se hayan echado a la calle a reivindicar Andalucía, especialmente frente a los recortes en todos los aspectos que está sufriendo la ciudadanía y el Estado de Bienestar, aunque los mensajes, en ocasiones casi idénticos, no han estado detrás de las mismas pancartas. Las voces de la principal manifestación, convocada por la plataforma Compromiso Social para el Progreso de Andalucía, no se han escuchado ni en el Parlamento ni en el Teatro de la Maestranza, pero sí las de los convocados por el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) y una decena de colectivos, que han llevado su protesta hasta el acto de entrega de las distinciones de Hijos Predilectos y Medallas de Andalucía.
La agenda oficial de actos incluía un Pleno extraordinario, en el que el presidente del Parlamento, Manuel Gracia, ha reivindicado "más democracia y mejor democracia" ante la desafección ciudadana hacia la política, a la que cree hay que dignificar. Pero también la manifestación de Compromiso Social, a la que se han adherido buena parte del Gobierno andaluz, encabezado por el vicepresidente Diego Valderas y varios de los consejeros de IU, los socialistas Mario Jiménez y Álvarez de la Chica, acompañados por los máximos mandatarios de CCOO-A y UGT-A, Francisco Carbonero y Manuel Pastrana.
La marcha, que según los convocantes ha reunido a unas diez mil personas, se ha desarrollado cumpliendo la agenda de actos oficiales, es decir, comenzó tras el Pleno y finalizó antes del acto de entrega de las medallas, donde tenían que acudir los representantes políticos, y en un recorrido –de la Puerta Carmona a la Plaza de España- sin puntos “conflictivos”, lo que sí ha hecho la del SAT, que desde el Prado pasaba por la sede regional del PP-A –vallas policiales y lanzamiento de algunos globos con pintura incluídos- y el teatro de la Maestranza.
La manifestación principal no sólo ha contado con la representación de la treintena de partidos, sindicatos y organizaciones sociales convocantes, sino también con una nutrida representación de las principales empresas con problemas en Sevilla: Roca, Cargill, Fundiciones Caetano, Canla e incluso de Boliden, donde se han escuchado gritos y consignas contra los recortes impuestos por el Gobierno central, la dignidad laboral y contra banqueros y capital.
Mismas consignas aunque extendidas al Gobierno andaluz se escuchaban 300 metros más allá de las gargantas de los jornaleros del SAT y un buen número de sindicatos y plataformas que marchaban reivindicando algo más que un no a los recortes, con lemas mucho más fuertes, en la voz y en el tono, contra esa política sumisa al capital y a los banqueros, diana clave en sus cánticos.
De hecho, fueron esas voces las que se escucharon ante el teatro de la Maestranza, tomada por la Policía Nacional, y frente al que se apostaron algo más de media hora en espera de que comenzara el acto oficial de entrega de medallas. Al grito de “Ahí está la cueva de Alí Babá”, los miembros del SAT tomaron el megáfono para tranquilizar algo a sus compañeros de manifestación y recordar que dentro del teatro también se estaba homenajeando a su gente, especialmente a José Manuel García Caparrós, lo que fue contestado con un sonoro aplauso que los últimos ni siquiera consiguieron explicar a qué se debía.
García Caparrós y Banderas
Lo cierto es que el joven sindicalista al que un tiro sesgaba su vida en Málaga en 1977 fue el gran protagonista de este 28F. Andalucía le debía un reconocimiento pero la casualidad ha querido que el mismo año que lo recibía como Hijo Predilecto a título póstumo también se le conceda a Antonio Banderas, una “paradoja” que al actor no se le ha pasado desapercibida: “aquel tiro podría haber sido para cualquiera, para mi”.
Banderas tomaba la palabra en nombre de los homenajeados y fue de menos a más, con su “optimismo estúpidamente romántico” recorriendo la vida y obra de cada uno de los protagonistas del acto, con algún guiño simpático que hizo reír a los presentes, hasta que llegó a los dos hijos predilectos. De Carmen Laffón fue capaz de describir su obra tal y como pinta, como es ella, pero su “paradoja” llegó con García Caparrós. Aquel 4 de diciembre de 1977, tras suspenderse el ensayo teatral en el que participaba, ese chico de 19 años que ahora pasea Andalucía por la meca del cine, se unió, como tantos miles, a la manifestación de Málaga.
Aquel orgullo de un pueblo que se mostraba en la sonrisa de la gente se tornó de pronto en miedo, aquella mujer que con sus hijos iba en dirección contraria murmurando “tenía que pasar”, una confusión mezclada con botes de humo, la bandera de Andalucía pisoteada en el suelo, las carreras de huida y las luces azules de la Policía. Banderas no supo en ese momento que García Caparrós había muerto pero casi 36 años después, lo hacían Hijo Predilecto el mismo día que a aquel mártir: aquel tiro hizo diana en el corazón de todo un pueblo y pudo darle a cualquiera, a mí, truncar una vida en la que, dice, ha tenido, “suerte, trabajada, pero suerte”.
“Aquel precio que pagaste, por defender la libertad y el nombre de tu tierra”, decía Banderas ya emocionado y sin esperar los aplausos que estaban empezando a despertar en el teatro de la Maestranza, “hoy se te hace justicia, se te devuelve lo que se te arrebató”, proseguía, el andaluz anda siempre, vive la vida hacia delante pero mirando también el pasado, ha elegido siempre ser… “Andalucía es una necesidad, la respuesta a las preguntas más trascendentes, por eso vuelvo siempre”, decía un actor emocionado y poniendo en pie entre aplausos a todos los presentes.
Griñán reivindica aquel inconformismo
El discurso, casi pregón al final, de Banderas dio paso al del presidente de la Junta, José Antonio Griñán, que no tuvo más que reconocer al principio la importancia de los sentimientos que tiene la historia de la autonomía andaluza, reivindicando ese espíritu, que “adquiere hoy su significado más profundo". "El empuje y la voluntad de entonces debe servir para lograr un gran pacto por Andalucía que permita salir de la crisis sin renunciar a los avances logrados estos años", decía Griñán pidiendo a los andaluces que no se resignen, que tengan el mismo inconformismo y aquella misma "explosión de dignidad que dotó a Andalucía de un patrimonio político".
Tras asegurar que la crisis ha debilitado las certidumbres y obliga a buscar nuevas recetas, apostaba por mejorar la estructura territorial mediante el diálogo sereno y el debate, garantizando la igualdad entre todos los españoles vivamos donde vivamos: "O nos quedamos quietos como si no pasara nada o abrimos un proceso de diálogo y de búsqueda de nuevos acuerdos".
"Es el momento de la voluntad colectiva, de movilizar todo lo que somos y de apelar a nuestro inconformismo" y de sacar de "la unidad la fuerza necesaria para alcanzar un futuro mejor", según Griñán, quien ha asegurado que Andalucía "sigue siendo el ideal con que soñaba Blas Infante, un proyecto compartido para construir un futuro mejor".
Junto a García Caparrós y Banderas, el título de Hijo Predilecto ha sido recibido por la pintora Carmen Laffón, mientras que las Medallas de Andalucía han sido entregadas a los empresarios Manuel Barea y Dolores Gómez, a la oncóloga Marina Álvarez y al delegado de la ONCE en Andalucía, Patricio Cárceles.
También al cantaor Manuel Gerena, al periodista Enrique García, al editor José Manuel Lara, a la bailarina María Rosa Orad, al pintor Miguel Rodríguez Acosta, al director de cine Alberto Rodríguez, al deportista José Manuel Sierra y a Esther Yáñez, capitán de corbeta de la Armada.