Fracking es el término anglosajón con el que se conoce un método para extraer gas natural que ha revolucionado el mercado energético. Una técnica polémica que tiene muchos detractores, pero también fervientes defensores. Una batalla que 'Tierra prometida', la película protagonizada por Matt Damon, ha devuelto al primer plano de la actualidad.
En la nueva cinta de Gus Van Sant, que verá la luz en los cines españoles el próximo 19 de abril, Matt Damon encarna a Steve, un hombre que trabaja para una gran empresa energética y que llega a un pequeño pueblo para intentar convencer a los lugareños de que exploten la riqueza que atesoran bajo sus pies.
La clave que puede convertir a humildes granjeros en millonarios es el 'fracking', una técnica que permite a las multinacionales acceder a yacimientos de gas, y también petróleo, que hasta hace poco eran inaccesibles. Pero... ¿en qué consiste realmente esta técnica?
El 'fracking' consiste en la extracción de combustible a través de la fracturación hidráulica de las rocas subterráneas que contienen el gas, o también el petróleo. Para acceder al gas es necesario perforar en dos direcciones: primero en vertical hasta llegar a la profundidad donde se encuentra la roca, y después en horizontal, en una extensión de varios kilómetros según se extienda la veta.
Es entonces cuando a la roca madre se le inyecta a gran presión agua mezclada con arena y productos químicos para generar en la misma microfacturas que permitan que circulen los fluidos y que así el gas se libere y ascienda a través del pozo a la superficie. La arena tratada químicamente actúa como agente de sostén, es decir, lo que permite que las fracturas abiertas en la roca madre no se cierren y el gas siga saliendo.
¿UNA TÉCNICA NUEVA?
El aumento del precio de los combustibles fósiles ha hecho económicamente rentables estos métodos que han proliferado en los últimos años, pero, en contra de lo que pueda parecer, el fracking no es una técnica totalmente novedosa.
Esta metodología, con una técnica mucho más rudimentaria ya se practicaba a finales del siglo XIX en Estados Unidos para extraer petróleo. Entonces, la sustancia que se utilizaba para liberar el combustible de la roca era la nitroglicerina. En los años treinta los explosivos dejaron paso a los ácidos, pero no fue hasta mediados del siglo pasado cuando se comenzó a estudiar la posibilidad de usar el agua como elemento principal para la fractura.
La tecnología actual ha permitido que su uso generalice con una eficacia y costes asumibles por parte de las grandes empresas energéticas, que ven factible la posibilidad de explotar combustibles fósiles que ya tenían localizados desde hace años pero que hasta ahora les eran totalmente inaccesibles.
EN BUSCA DE LA INDEPENDENCIA ENERGÉTICA
El país puntero en el uso del 'fracking' es Estados Unidos, que ha encontrado en esta técnica el posible antídoto a su dependencia energética del exterior. Según las últimas previsiones de la Agencia Internacional de la Energía, organismo dependiente de la OCDE, Estados Unidos se convertirá en el mayor productor mundial de gas en 2015, superando a Rusia, y de petróleo en 2017, por delante incluso de Arabia Saudí. Y todo gracias al 'fracking'.
La mayor economía mundial podría seguir siéndolo durante más tiempo del previsto gracias a la independencia energética que, explotando sus reservas de no convencionales, lograría en 2035. Y aunque esta revolución que encabeza el país norteamericano tiene fecha de caducidad, hablamos siempre de recursos finitos, influirá decisivamente en el mapa energético y geoestratégico mundial.
Pero no es oro -en este caso gas- todo lo que reluce y, pese a las amplias posibilidades que abre el uso de esta técnica, este nuevo boom energético deja muchas preguntas en el aire.
¿Cuál es el precio medioambiental? ¿Qué ocurre con ese agua tratado con agentes químicos que se inyecta en la tierra? ¿Qué pasa con las otras sustancias, algunas tóxicas como el metano, que ascienden por las grietas abiertas en las roca? ¿Qué alteraciones conllevan estas perforaciones en el paisaje y en el terreno?
La batalla entre defensores y detractores está servida y una certera y cercana perspectiva de la misma la encontramos en Tierra Prometida, que traslada toda esta guerra de cifras y acusaciones cruzadas del plano teórico al real y la personifica en los habitantes de McKingely, un pequeño pueblo golpeado por la crisis. Una batalla que, con Matt Damon como protagonista veremos en la gran pantalla el próximo 19 de abril.