El Villamarta inicia el montaje de la ópera ?Falstaff? de Verdi
Basada en la comedia ?Las alegres comadres de Windsor? de Shakespeare
La puesta en escena endrá lugar en el teatro jerezano durante los días 28 y 30 de abril
Luis Cansino, José Luis Frontal y María Rey-Joly, voces protagonistas del reparto
El Teatro Villamarta inicia el montaje de la ópera Falstaff de Verdi, que tendrá lugar los días 28 y 30 de abril. Este título está considerado como “una obra maestra” del músico italiano, así como su último legado ya que fue compuesto en las postrimerías de su vida, con casi 80 años. Falstaff, cuyo libreto corresponde a Arrigo Boito, está basada en la comedia Las alegres comadres de Windsor de Shakespeare.
Al coliseo jerezano llega este montaje de la mano de Stefano Poda, director de escena, escenógrafo y figurinista. Los cantantes Luis Cansino, José Luis Frontal y María Rey-Joly protagonizan un reparto, en el que también se incluye la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia, dirigida por Elena Herrera.
La ópera Falstaff que se presenta en el Teatro Villamarta desarrolla en sus tres actos la burla que los personajes ideados infligen a Sir John Falstaff en dos ocasiones. Asimismo, la producción consigue recrear el sentido bufo de un título que Verdi se llegó a tomar como un reto.
Así las cosas, los intentos de escarceos amorosos del protagonista son debidamente correspondidos con tramas perfectamente orquestadas para derribar sus tretas. En el primer caso, Falstaff acaba en una zanja ante las risas de los presentes.
En el segundo, los burladores se disfrazan y envuelven al seductor de tal modo que éste confiesa sus pecados. Todo ello en un ambiente casi de fábula y finalizando con alegría, para dar pábilo a la moraleja de que “el mundo es una burla”.
No obstante, Stefano Poda realiza su propia lectura de esta ópera y la representa como “el último sueño de la civilización agraria”, como “la última fiesta” un tanto bucólica de un mundo rural en vías de extinción. De este modo, construye una “sátira hacia el hombre de finales del siglo XIX”.
época posterior
De ahí que la escenografía no traslade al espectador al reinado de Enrique IV (a principios del siglo XV), sino a una época posterior donde ya se produce ese contraste entre la sociedad agraria y el incipiente modelo industrial.
Para ello, Stefano Poda hace uso de algunos elementos escenográficos -paja, heno, ramas de árboles, hojas secas- y utiliza plataformas inclinadas como símbolos de esta transición.
“He intentado transformar todo en una incesante máquina teatral con el truco del teatro dentro del teatro: el supuesto de una compañía de saltimbanquis que representan la historia cuando ya los ideales del Risorgimento son sólo un recuerdo que se encamina a la irremediable industrialización del campo y la I Guerra Mundial ya asoma”, asegura Stefano Poda.
Al coliseo jerezano llega este montaje de la mano de Stefano Poda, director de escena, escenógrafo y figurinista. Los cantantes Luis Cansino, José Luis Frontal y María Rey-Joly protagonizan un reparto, en el que también se incluye la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia, dirigida por Elena Herrera.
La ópera Falstaff que se presenta en el Teatro Villamarta desarrolla en sus tres actos la burla que los personajes ideados infligen a Sir John Falstaff en dos ocasiones. Asimismo, la producción consigue recrear el sentido bufo de un título que Verdi se llegó a tomar como un reto.
Así las cosas, los intentos de escarceos amorosos del protagonista son debidamente correspondidos con tramas perfectamente orquestadas para derribar sus tretas. En el primer caso, Falstaff acaba en una zanja ante las risas de los presentes.
En el segundo, los burladores se disfrazan y envuelven al seductor de tal modo que éste confiesa sus pecados. Todo ello en un ambiente casi de fábula y finalizando con alegría, para dar pábilo a la moraleja de que “el mundo es una burla”.
No obstante, Stefano Poda realiza su propia lectura de esta ópera y la representa como “el último sueño de la civilización agraria”, como “la última fiesta” un tanto bucólica de un mundo rural en vías de extinción. De este modo, construye una “sátira hacia el hombre de finales del siglo XIX”.
época posterior
De ahí que la escenografía no traslade al espectador al reinado de Enrique IV (a principios del siglo XV), sino a una época posterior donde ya se produce ese contraste entre la sociedad agraria y el incipiente modelo industrial.
Para ello, Stefano Poda hace uso de algunos elementos escenográficos -paja, heno, ramas de árboles, hojas secas- y utiliza plataformas inclinadas como símbolos de esta transición.
“He intentado transformar todo en una incesante máquina teatral con el truco del teatro dentro del teatro: el supuesto de una compañía de saltimbanquis que representan la historia cuando ya los ideales del Risorgimento son sólo un recuerdo que se encamina a la irremediable industrialización del campo y la I Guerra Mundial ya asoma”, asegura Stefano Poda.
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