La Universidad Hispalense ha sabido reaccionar de inmediato al condenar el boicot ejercido por jóvenes radicales, algunos con el rostro tapado con pasamontañas para así no dar la cara, que impidieron la celebración en la Facultad de Derecho de un debate sobre el tema “Ideología de género: ¿liberación o imposición?”, al sacar pancartas y proferir gritos para evitar que se oyera a los intervinientes.
Previamente, el Consejo de Alumnos, con el apoyo de Podemos, había expresado su rechazo al acto con el argumento de que suponía dar voz a los “neomachistas”, en un caso de intolerancia inadmisible que, como dice la Hispalense, “va en contra de lo que por esencia define el espíritu universitario: la libertad de pensamiento, el debate de ideas y la tolerancia”.
Es sumamente preocupante que el extremismo se apodere de las aulas, tanto en nuestra Universidad como en otras del país (recuérdese el boicot a una conferencia de Felipe González en la Autónoma de Madrid hace tan sólo unos meses), y que se vulnere impunemente el derecho a la libertad de expresión reconocida por nuestra Constitución.
Probablemente, los radicales totalitarios del pensamiento único (el suyo, por supuesto), ni habrán leído nuestra Carta Magna ni tampoco la frase atribuida al, se supone, tan poco sospechoso para ellos Voltaire: “No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo”.