Viajar siempre está de moda, como lo está vender una ciudad con tantos recursos propios y de ocio como Jerez. La crisis ha removido los cimientos del sector turístico, pero se está a tiempo de reaccionar.
—Ustedes que trabajan con Jerez de cara al exterior, ¿cuál es la imagen real que exporta la ciudad?
—Por las agencias que trabajan con turismo de empresas venimos constatando hace ya unos años que Jerez es un referente a nivel andaluz para eventos y reuniones. De hecho, en la Comunidad autónoma las ciudades punteras son Granada, Sevilla y luego muy cerca una de otra Jerez y Málaga. El perfil Málaga-Costa del Sol es muy diferente al de la provincia de Cádiz, eso ya lo sabemos, pero cada vez más hay clientes de empresas que optan por esta provincia, por su variedad, por el clima y porque quizás tenga más singularidades y es más genuino lo que se puede hacer. Porque no olvidemos que para estos clientes cuenta mucho la parte de ocio, que adorna toda reunión de trabajo. Jerez está muy bien situado, sobre todo para el mercado catalán, País Vasco y Navarra.
—¿Qué mejorarían para que Jerez siguiera subiendo puestos?
—Fundamentalmente las conexiones del aeropuerto. Spanair quitó el vuelo Jerez-Bilbao que era una auténtica maravilla y venía con bastante ocupación y nos ha cortado un brazo casi, porque con el País Vasco ya no tenemos tan buena conexión, y los clientes de empresa suelen demandar una serie de características y el vuelo directo hacia el lugar de reunión es indispensable. De todos modos, con Barcelona también deberíamos tener mejor conexión, porque también es una fuente de clientes durante todo el año. Además, estamos hablando de un turismo que no tiene estacionalidad, más bien al contrario, cuando aquí hay masificación de veraneantes ellos se van de vacaciones, pero en meses como marzo, abril, mayo u octubre y noviembre cada vez está habiendo más reuniones. Por eso nuestro hándicap es las conexiones aeroportuarias. Pero no es el único. Otro hándicap puede ser el palacio de congresos, que ahora está estancado como lo están otras muchas construcciones. Pero de todos modos es un problema puntual, porque en Jerez y sus alrededores hay espacios singulares con cabida hasta para 400 personas. A nivel nacional las reuniones suelen convocar en un 80% a 300 personas o menos, salvo un par de eventos al año con unas 1.000 personas y aunque el palacio de congresos es necesario, la tendencia en alza es escoger lugares singulares. Ya no están de moda los salones de hotel. Y los palacios de congresos no perderán vigencia en tanto en cuanto se hagan algo singulares.
—Es decir, técnicamente no se necesita un palacio de congresos.
—Técnicamente para reuniones nacionales, que son la inmensa mayoría, apenas hay de extranjeros, no lo ha necesitado hasta ahora. Pero hay que tener en cuenta que si Sevilla tiene un palacio de congresos, la provincia de Málaga tiene varios, Granada tiene un gran palacio, y Jerez tiene tirón para el mercado de reuniones, era absurdo seguir sin tener un palacio de congresos más que digno. No sobra para nada. ¿Es prescindible? Lo ha sido hasta ahora, y hemos intentado sobrevivir, pero desde luego va a suponer un motor y un revulsivo para el sector. Y podrán venir reuniones más grandes como las internacionales.
—¿Cuáles son esos lugares singulares de los que está viviendo Jerez?
—A estos clientes les gusta muchísimo las fincas y cortijos, las bodegas, por supuesto; también están contando últimamente con los Museos de la Atalaya y otros. Podemos hablar de reuniones de un gran banco con su consejo de administración, por ejemplo, formado por 12 personas que puede dejar más dinero que otra reunión de 150.
—¿Cómo están pasando la crisis?
—Es evidente que la crisis se ha notado, y mucho. Esta misma semana estuve en una reunión del Patronato de Turismo del que formamos parte y tengo los datos de 2008. El año pasado hubo 164.000 llegadas menos al aeropuerto que en 2007; y el mercado nacional ha sido mucho más sensible que el internacional. Se ha hecho una buena gestión con el mercado alemán, que es el que nos nutre fundamentalmente de turismo de costa y en temporada baja. Esto no quiere decir que todo el que venga en vuelo doméstico venga a la playa, hay mezcla de todo. Pero creo que el perfil del turista de empresa viene en avión, y se ha notado. En Convention Bureau hemos recortado al máximo la publicidad y salidas a otros lugares a visitar clientes, pero hemos favorecido que sean los clientes los que vengan aquí a visitar la zona, que es la actividad más rentable. Las salidas son menos costosas, pero los socios colaboran con gratuidad a la hora de que estos señores vengan a visitarnos para vendernos, y contamos con la ayuda del Patronato de Turismo a través de convenios con Renfe, sobre todo por Madrid, que es una ciudad bastante emisora de turismo de Jerez, porque allí nos conocen muy bien.
—¿Y qué perspectivas hay para este año y, sobre todo, para 2010?
—Para este año se han cerrado muchos menos eventos, y de hecho ha habido algunos bloqueados con un año de antelación y desde las agencias nos han advertido de que al final a lo mejor no se hacen. Hemos tenido algunas en Jerez de cierta importancia, pero se ha notado. Ha habido empresas que han preferido quedarse ‘en casa’ sin posibilidades de invertir más. Para el año que viene ya hay movimientos, pero las empresas están recortando por si acaso, hay mucha incertidumbre. Hay una cuestión que hemos observado con la crisis y es que las peticiones se han hecho muy tarde; hasta que no se ha estado a un mes de la fecha prevista para reunirse o hacer una presentación no se ha decidido. Y empresas muy fuertes de las que nunca hubiéramos imaginado que pedirían descuentos, nos han regateado. Lo entendemos, todo se puede hablar, pero en ningún caso pretendemos que dejen de venir. Y todo esto nos dice que algo ha cambiado.
—Y con esta experiencia que tienen ya con la crisis, ¿qué sería bueno que cambiara para seguir arriba?
—Ya hemos tenido una iniciativa que es reuniones por 70 euros con hotel, coffee break, una visita y sala de reunión; y también hemos hablado en junta directiva que tenemos que centrarnos en el mercado andaluz. Muchas veces queremos tocar puertas lejos sin darnos cuenta de que tenemos otras muy cerca. Estamos visitando a clientes de Sevilla y Costa del Sol y creemos que aquí tenemos un mercado sin explotar del todo. En Andalucía se generan también reuniones, que por desplazamientos más cortos y otras muchas razones tienen un coste menor, pero no dejan de ser clientes que dejan un dinero en las empresas. Incluso a nivel provincial estamos captando pequeñas jornadas. Algo se mueve y queremos sembrarlo para 2010 y sucesivos.
—¿Está preparada Jerez para estos tiempos, o hay que cambiar algo?
—La ciudad tiene desventajas ya clásicas y somos conscientes de ello. Llega el fin de semana y casi no hay actividad lúdica.Parece que los jerezanos tenemos un gen que nos anima a salir fuera a comer, nos gusta cambiar de horizontes. Y eso se nota cuando vienen clientes de fuera, porque no encuentran diversidad en la oferta de restaurantes o en la actividad nocturna, o no encuentran flamenco de calidad de modo organizado. Y lo que más echan en falta los clientes es que el arte flamenco no esté mínimamente estructurado para ser comprado, como en Sevilla o Córdoba.
—Y eso es extensible a bodegas...
—Sí, porque son pocas las que abren el fin de semana, o los monumentos e iglesias, no hay recorridos, no tienen una apertura flexible. Vamos a pasitos muy lentos. Y a nivel general, las oficinas de turismo informan muy bien, pero tienen un horario incompatible con el de ocio. Y los fines de semana los clientes tiran de la recepción del hotel porque no tienen otra posibilidad. Pero en los hoteles ha desaparecido la conserjería típica, no se le da la importancia que debiera a la información de ocio a los clientes, pese a que el hotel para quien se aloja es su cuartel general, su central. Y además con la crisis se está recortando personal.
—Vamos, hay que cambiar mucho.
—Es que a Jerez ha venido mucho turista de paso, excursionistas sin dormir aquí, atraídos por la Real Escuela, que es el motor, y las bodegas González Byass. Pero no conseguimos retener a los turistas, y eso que las escapadas de fin de semana están muy de moda. Podríamos rentabilizarlas más.
—¿Ustedes están haciendo algo?
—Somos machacones y en cualquier foro en los que podemos opinar lo hacemos, e individualmente, en la medida que podemos, tratamos de recordar que todos estos detalles son buenos tenerlos en cuenta. Son los que hacen que las cosas vayan bien. Tanto sirven grandes proyectos como cuidar estos pequeños detalles.
—¿Ven ustedes el final de la crisis?
—Creo que 2010 va seguir siendo un año duro, pero creo que se van a ir notando las medidas que se están tomando, que en su mayoría las veo muy acertadas. Porque lo primero que hay que hacer con la crisis es ser realistas, y lo segundo, involucrar a todo el equipo de una empresa, todos tienen que entender que ahora es muy típico cobrar la nómina muy tarde, pero cualquier cosa antes que perder más puestos de trabajo.
—¿Es buen momento para viajar?
—Siempre lo es. Han bajado los precios y creo además que con la crisis la gente se ha espabilado tanto en su trabajo en la empresa como en su economía doméstica. Y hay mucha gente que se está planteando otros destinos que antes no lo hubiera pensado. Creo que la crisis existe, pero que el ocio se está haciendo cada vez más natural.
—Y el futuro, ¿cómo lo ven?
—Hay que trabajar mucho, pero por ejemplo sabemos que para 2013 el aeropuerto triplicará su capacidad, aunque ahora hay que llenarlo de vuelos. Además se echa en falta una oficina receptora de turistas que los retengan en Jerez e incluso una tematización con respecto al vino, porque el turista no percibe al llegar que está en un entorno marcado por el vino, por ejemplo.