En la recta final de esta época estival, en países como el nuestro, se hace balance del empleo generado en el sector turístico dedicado al sol y playa, del número de turistas recibidos, de la ocupación hotelera, etc. En definitiva un balance económico del valor añadido aportado por nuestros ecosistemas costeros, litorales, mares y océanos. Sin embargo dicho balance nunca aporta datos de las pérdidas e impactos que año tras año sufren nuestras costas.
España cuenta con cinco demarcaciones costeras y está entre los tres países que lideran el mercado turístico europeo, situando a seis de sus regiones entre las más visitadas de Europa. Este año se han desatado toda una serie de debates en torno al fenómeno de la ‘turismofobia’ y, sin embargo, pocos han sido los espacios de comunicación convencionales (televisión, radio, prensa escrita, etc.) que han dedicado algo de tiempo a valorar el estado en que se encuentran nuestras costas, mares y océanos, los cuales constituyen el atractivo fundamental del turismo recibido en verano en nuestro país. Como en otros temas, lo que no sale en los medios parece que no existe.
Y este “parece que no existe” está absolutamente alejado de una realidad cada vez más preocupante de nuestros mares y océanos, sobre la que urge adoptar medidas. Así se puso de manifiesto en la Conferencia de los océanos del pasado mes de junio en Nueva York organizada por Naciones Unidas, de la cual surgieron 1.160 compromisos voluntarios para proteger los océanos, por parte de los gobiernos, sector privado, organizaciones civiles, etc. De esos 1.160 compromisos, 460 están destinados a eliminar la contaminación causada por el plástico arrojado al mar y al microplástico.
Nos preguntamos si el gobierno de Mariano Rajoy conoce estos números y si ha firmado alguno de estos compromisos.
Más allá de un acto de absoluto postureo, como fue la adhesión del gobierno a la iniciativa “Because the Ocean” para mejorar la resiliencia de los ecosistemas marinos frente a los impactos del cambio climático en la COP 21 en París, este gobierno no ha dado muestras de que le importe demasiado que en España en el año 2014 se pusieran en el mercado unas 62.560 toneladas de bolsas de plástico de las denominadas ligeras (de espesor menor de 50 micras), de las cuales un 23% serían bolsas muy ligeras, de menos de 15 micras y que los residuos plásticos en las basuras marinas, que constituyen casi el 80%, no se degradan y se acumulan en la cadena alimenticia, provocando daños en nuestros ecosistemas y en las especies marinas y graves riesgos para la salud humana.
En este contexto es vital y urgente cumplir con lo que se firma. Cada minuto el mundo vierte el equivalente a un camión de plástico en los océanos y de seguir utilizando los mares y océanos como vertederos en 2050 habrá en nuestros mares más plástico que peces.
La acción política tiene que ser rápida y efectiva y no admite más demoras. Es fundamental adelantar los calendarios previstos para que en estos tres años, hasta 2020, se adopten las medidas necesarias para evitar la contaminación marina generada por las actividades humanas en tierra firme. No podemos olvidar que una de cada 10 personas en el mundo dependen de los mares para lograr su sustento y que más de un millón de firmas se recogieron el pasado junio en la Conferencia de los Océanos para eliminar el plástico de un solo uso en todo el mundo en los próximos 5 años.
Más de 20 países se unieron a esta iniciativa. ¿Lo hizo España? Desde ese ecologismo de emergencia que pide a gritos nuestro territorio tenemos que enfrentar serios desafíos para recuperar nuestros mares y océanos como fuente de vida. La acidificación de las aguas por efecto de las emisiones de gases de efecto invernadero, el aumento de temperatura de las aguas marinas, la sobreexplotación de los bancos de pesca, la contaminación por plásticos de más de 170 especies marinas, la contaminación generada por el transporte marítimo, etc. Todo ello debemos solucionar si queremos recuperar nuestros mares y océanos como fuente de vida, para lo que se requiere una acción multinivel desde lo local a lo global y afrontar la crisis ecológica con urgencia y con acción.
Estoy convencida que a nivel político sólo EQUO está a la altura de trabajar para cumplir el Objetivo 14 de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible por la Vida Marina. Nuestra tarea pasa por combinar la acción política, con la movilización y la motivación a la ciudadanía.
El éxito de campañas como #NoMásPlásticos que hemos promovido este verano y con la que hemos podido comprobar, no sólo el problema generado por los residuos plásticos, sino la preocupación que suscita en la ciudadanía, nos obliga a seguir sacándole los colores al gobierno central, autonómico o local que no cumpla con los compromisos que firma con el resto de países o con la gente.
Gente que debe contribuir a la adopción de medidas urgentes y decididas y que tiene que tomar parte con nosotros, en un ejercicio de responsabilidad compartida, para que se dejen de dar patadas hacia adelante y cojamos de una vez por todas la sartén por el mango para proteger las tres cuartas partes de nuestro planeta azul, que no es poco.
Por último proponemos medidas, porque nuestro espíritu, el alma de EQUO, es siempre propositiva y asertiva con nuestro territorio y estamos motivadas para hacerlo. Adoptar planes de prevención con objetivos ambiciosos de reducción del consumo de bolsas de plástico, aplicar medidas que promuevan la economía circular y nuevos nichos de empleo en campos como el etiquetado, la fabricación de envases no contaminantes, informar a la ciudadanía de los impuestos que abona para “proteger el medio ambiente” y de las consecuencias de no cuidar nuestros entornos marinos, la creación de un Fondo Medioambiental para implantar los planes de prevención, promover la fabricación de envases no contaminantes y mejorar la gestión de los residuos en general, son sólo algunas de las aportaciones que propongo que impulsemos o reclamemos, según nos toque, para empezar a contagiar la emergencia ecológica en que nos encontramos en todos los foros, espacios y lugares donde tengamos oportunidad.
Isabel Brito
Coportavoz de EQUO Huelva