A raíz de mi artículo sobre la increíble decisión del líder del PP de trasladar su residencia a Irlanda, recibí un mensaje de una persona que me decía que el artículo le había gustado pero que con él reforzaba a Alfonso Candón como candidato para las próximas elecciones municipales.
Aparte de que no creo que el que yo escriba a favor o en contra vaya a reforzar a nadie, sí qué pensé: ¿y a mí qué?
A mí me da exactamente igual que lo confirmen o que no. Si se ve reforzado, será problema de los que pretendan heredarlo, y a la vez será del gusto de los que se enfrenten a él como candidatos de otros partidos.
Porque, aunque tanto a unos como a otros les parezca estupendo que se difunda el egoísmo de un señor que pretende ser candidato de un partido, pero que por lo que sabemos se va a otro país a vivir, a quienes se presentan en frente les interesa que el PP mantenga un candidato debilitado ante la opinión pública por un hecho tan grave.
Aparte, es que no aporta nada nuevo como candidato, y la labor de oposición ha sido lamentable por no decir nula.
Lo que me hace gracia es cómo los que están en estas cosas de la política dieron por hecho que iba a escribir sobre este tema. En realidad, no pensaba hacerlo, pero entre los comentarios que me llegaron, los enlaces a la noticia, y la filtración de lo que se dijo en el comité, vi que el artículo estaba hecho.
Lo que no me parece bien es que tiren la piedra y escondan la mano; que pretendan que sea otro el que les toree el toro. Pero bueno, de perdidos al río.
Sí que estoy de acuerdo con quien me dijo que se vería reforzado en que, conociendo como respira el PP y su nula respuesta a los problemas de calado, lo más probable es que en vez de apartarlo lo hagan Ministro de Defensa.