El palafrenero, durante la Edad Media, era aquel que servía de freno al caballo de los señores, damas o doncellas, más como elemento decorativo que teniendo un empleo o uso necesario. Este se presentaba cogiendo el cabezón de la bestia montada por el noble y usualmente a la par ayudaba a subir al jefe al cuadrúpedo, en lo que en nuestro argot de joven llamábamos "ponme el pie". Sin obviar que el palafrén o caballo empleado, era manso y se usaba para funciones públicas; haciendo más absurda si cabe la función del palafrenero. Pues este tipo de funciones han existido a lo largo de los tiempos, durante la Edad Media, antes y en los tiempos que corren. Derivando su denominación en tonto útil. Pero por desgracia no trasciende tanto en el ámbito político y de la vida pública, como si lo han hecho otros temas como el pulso a la corrupción o la guerra de los curriculums vitae. El tonto útil en la clase política es un clásico dentro del tablero de la organización institucional y política. Creo que es un papel creado sine qua non desde el origen de los tiempos en este ámbito. Con la presentación del gobierno cubista de Pedro Sánchez, como de costumbre en estos casos, ha sido inevitable la vomitera de críticas, comparativas y denuncias sociales relacionadas con el perfil de cada ministro o cargo nombrado. Y no es menos cierto que algún tonto útil se ha colado dentro del ejecutivo socialista. Pero para sorpresa del respetable la crítica se ha quedado en agua de borrajas, en dos post en redes sociales y en apenas un puñado de memes; sin más respuestas o feedback por parte de los atacados hacia los atacantes. Y es que se han quedado con las ganas de disfrutar de como se genera una contienda dialéctica y política relacionada en torno al útil menos útil. Un campo de batalla con el fuego cruzado de artillería cargada con lo que ya se sabe pero nunca sale. En todas las organizaciones políticas e instituciones públicas el rango de tonto útil está muy repartido. Por poner un ejemplo, quién no conoce al clásico cuñado, o a la hermana desamparada porque está peleada con el mundo y hay que consolarla con lo que otros merecen, o al cuenta chistes que no hace ni el huevo pero es como el que no liga en las discotecas, feo pero entretenido, o al que tiene menos utilidad que una piedra en mitad del campo y es reconocido por tener la misma misión socorrida que esa piedra en mitad del campo en caso de apretón y sin recursos. Estos y muchos más, per secula seculorum, siguen y seguirán perteneciendo, a lo que llamo en la organización política, al anillo de Saturno o campo donde gravitan estos personajes cuya función es impedir que lo que de verdad importa, el trabajo y el interés general, llegue al que toma decisiones para evitar así sean destapadas sus tretas: pensar con la cabeza, para llenar la barriga, sin meter el hombro. n
El trampantojo
El tonto útil
Al anillo de Saturno o campo donde gravitan estos personajes cuya función es impedir que lo que de verdad importa, el trabajo y el interés general
Juande Villena
Juande Villena es graduado Social y Consultor Político. Experto en campañas electorales y gestión de identidades corporativas
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El blog de 'El trampantojo' trata asuntos varios tales como la actualidad política y el costumbrismo social
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