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Eutopía

Somos ‘Educación Social’

Ha llegado el momento en el que la Educación Social ha dejado de ser una aspiración para convertirse en credencial y modelo que os guíe en vuestra trayectoria

Publicado: 25/06/2018 ·
10:57
· Actualizado: 25/06/2018 · 10:57
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Autor

Belén Ríos Vizcaíno

Belén Ríos es trabajadora Social. Profesora de la Universidad de Huelva.

Eutopía

Activista Feminista. Compañera partícipe de la Defensa de los Derechos Humanos y Movimientos LGTBIQ

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A la Promoción 2014-2018. Lo primero, Felicidades… Ha llegado el momento en el que la Educación Social ha dejado de ser una aspiración para convertirse en credencial y modelo que os guíe en vuestra trayectoria existencial y profesional. Esta disciplina, vivida intensamente, os retará constantemente ante las innumerables disparidades e incoherencias extremas que se dan a nivel mundial. Sólo basta ver en pleno siglo XXI el genocidio al Pueblo Sirio, la falta de humanismo internacional ante la tragedia que sufren las personas migrantes como es el último caso del ‘Aquarius’, el sufrimiento de millones de mujeres y menores que padecen la violencia machista e intrafamiliar, los escandalosos niveles de corrupción y abusos de poder, o la persecución y discriminación que padecen las personas que defienden su diversidad. La Educación Social, aunque es una titulación joven, ya es experta en exigencias y replanteamientos. Sabe de lunas llenas pero también de menguantes. Junto a otras, trabaja siendo el caballo de Troya que se enfrenta en su teoría y práctica a los diferentes trajes de la desigualdad. Os va a interpelar porque conoce los sabores del “todo” pero igualmente la esterilidad de quedarse a medio camino. Sabe bien el significado de la universalidad, por ello, no invade ni desacredita… Por lo tanto, renunciareis a los prejuicios y estereotipos. A partir de ahora, la representáis… Y eso implica no tomar partido por aquellas directrices políticas que desvisten a quienes ya de por sí han olvidado el tacto y el roce de la ropa. Implica no apostar por la competitividad desleal que se pasea impunemente por nuestras instituciones laborales y que van oxidando la fortaleza de la pluralidad. No podemos acompañar por palmas, ni entregarnos a las mieles, tan opíparas como aparentes, del status o el poder, ni saltar al son ni al ritmo de una minoría bien despachada de privilegios, mientras que la mayoría y las diferencias son empujadas a la periferia. Esta disciplina es un modo de vida que os hará llevar la cuenta escrupulosamente de los “debes” y de los “haber” como seres humanos. Su ideario es sencillamente imprescindible para un contexto que se empeña en la autodestrucción y que lesiona los derechos y las libertades fundamentales. Si lo hacéis “verbo” os exigirá la no domesticación al sistema. Vuestras manos deberán estar preparadas para enhebrar los hilos del compromiso y la coherencia. Por eso, recordemos que no es lo mismo tener su título que hacerla vida, palabra y acto. Deberá ser vuestro referente ético. Porque con su ejercicio descubriréis el desencanto de lo que “es” la realidad, pero también, la utopía revitalizante de lo que “debiera ser”. Si quienes nos hemos entrecruzado en estos años de formación apostáramos al unísono y permanentemente por su esencia, entonces seríamos verdaderas partículas de oxígeno para una Tierra que se ahoga por momentos en la desesperanza. Espero que en este camino académico, el profesorado que os hemos acompañado hayamos sabido transmitir, no sólo conocimientos, también valores humanos, sentimientos y respeto, especialmente con quienes se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad. Mi deseo… que seáis muy felices, mejores profesionales, pero siempre, excelentes Personas. Muchas Gracias por todo lo compartido.

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