La paguita
La historia nos ha demostrado, que ante cualquier decisión que tomemos sea de la índole que fuere y del sector o ámbito correspondiente, siempre tendremos opiniones y actitudes a favor y en contra, lo cual es positivo.
Que sería de los humanos sin ese permanente debate sobre el bien y el mal, quiénes somos, de dónde venimos y a donde vamos. Si no existiera, lo tendríamos que inventar. Afortunadamente y desde la Grecia que tanto nos enseñó, las épocas más oscuras han sido precisamente aquellas a la que se les usurpó la posibilidad del debate; o sea, la discusión y el consenso. Y como ya ustedes me conocen, no voy a ser menos en dar la opinión a esa decisión del Gobierno de los que algunos y algunas han dado en llamar la paguita de 420 euros.
En las últimas semanas he escuchado multitud de opiniones, todas legítimas –en esto consiste el juego–, pero no todas con argumentos de peso, según la humilde opinión de este cronista.
Desde las filas del Partido Popular, ya saben ustedes, más de lo mismo. Ellos entienden que todo lo que venga del que gobierna leña al mono. Después montan su argumento en base a lo que es su ideología –de derechas claro–, pero intentando centrarse –aunque visto lo visto como no le centren a los delanteros del Xerez, ya me dirán ustedes–. Sus argumentos son tremendamente demagógicos, dicen que a los que están parados, “expresión incorrecta”; las personas estamos “desempleadas” –ya quisieran algunos y algunas del PP moverse como ellos y ellas lo hacen para llegar a fin de mes–, lo que hay que darles es “trabajo”, toma del frasco carrasco. ¿Ustedes creen de verdad, que si todo esto fuera tan sencillo alguien se opondría a ello? Por favor, un poco de respeto a la inteligencia de los humanos.
En cuanto a la paguita y los requisitos para la misma, debo decir en honor a la verdad, que debería proteger a todas las personas que actualmente se encuentran desempleadas y no cobran subsidio alguno, más allá de fechas.
Soy de los que piensa y siempre lo he dicho –no va a ser menos ahora– que debería existir un importe mínimo por el cuál y con las consiguientes correcciones en función de situaciones familiares, estas deberían tener cubiertas sus necesidades más básicas. A esto se le llama protección social y para ello tenemos que disponer de las estructuras y recursos necesarios. Por ello y aunque no le guste al PP y a algún compañero de columna, lo que tenemos que hacer es compartir, y en un estado de derechos esto se hace vía impuestos. Por lógica y sentido común –ese que es el menos común de los sentidos–, pagará más quien más tiene e incluso habrá quien no pague sino que reciba. O tienen ustedes alguna otra propuesta como la de “abaratar el despido”, no de los empresarios claro, sino de los trabajadores, esos mismos que ustedes dicen defender pero que a la postre le abren las puertas de las empresas en aras a una mayor beneficio empresarial y que lo llevan directamente a la paguita de 420 euros esa que ustedes tanto critican.
Ven ustedes como no puede ser. Si es que algunos y algunas hablan de oída porque nunca se han visto en la difícil situación en la que están muchas personas y para las que la paguita aún siendo poco, es más de lo que tienen, lo que les permite comer todos los días. Y es que, quien no ha pasao hambre en su vida no lo puede entender. Si no, no dirían lo que dicen.
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