Los bares de copas, ante la amenaza
La intención de Trinidad Jiménez de prohibir que se fume en todos los lugares públicos hace que salten las alarmas en el sector
La intención de la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, de que pronto se prohíba fumar en todos los lugares públicos, sin excepción, podría afectar al sector de los bares de copas mucho más que al resto.
En una gran mayoría de los casos, los usuarios acompañan la copa de un cigarro, y si esto se prohibiera “sería un atentado flagrante contra la actividad”, según opina Rafael Barba, secretario de la Asociación de Bares y Cafeterías de la capital onubense.
El debate está abierto, y los propietarios consultados por Viva Huelva comparten la opinión de que, en mayor o menor medida, la economía del sector se verá resentida. Para Consolación Barba, propietaria del Gaudí, la elección de dejar fumar en los locales “debería ser libre de cada establecimiento, pero creo que si la ley al final va hacia adelante, los clientes se lo pensarían” a la hora de acudir a los bares de copas “y se sentirían un poco molestos”, porque como apunta la dueña del ‘Gaudí’ “¿Quién no se fuma un cigarro con una copa?”.
Iván Gómez, dueño de ‘Antiqua’, es mucho más tajante y rebelde: “Aunque la ley me lo imponga, no voy a prohibir que se fume aquí dentro”. Para Gómez, la entrada en vigor de esta ley “me afectaría bastante”, y considera que el sector de la hostelería “es el que más beneficios ofrece al Estado, y sin embargo somos a los que más nos maltratan”.
“Terminarán con nosotros”. Así resume sus sensaciones Javier García, socio de Bambú, Red Lion, Bagoa, Lancelot, Mandala, Trastero y Grial. Para este hostelero onubense, la propuesta ministerial “nos va a perjudicar económicamente bastante”, y además señala las posibles molestias vecinales que esta medida podría ocasionar: “Si no se puede fumar dentro de los bares, la gente saldrá a fumar fuera, pero a la vez el alcohol no se puede sacar a la calle, entre otras cosas porque a partir de las dos de la madrugada no se pueden tener veladores en las calles. Cuando la gente salga a la calle para fumar, querrán que no hagan ruido. No sé, es todo muy contradictorio”, lamenta García, quien también considera que el sector de la hostelería “es más castigado que cualquier otro sector, porque nos someten a inspecciones de todo tipo, que en otros sectores no se producen. Estamos seguros que si la ley entra en vigor, van a venir a por nosotros”.
Cuestión de costumbre
De los propietarios consultados por este periódico, sólo uno asume con cierto optimismo la posible prohibición de fumar en los bares de copas: Mariano Seral, dueño de ‘Lone Star’. Para Mariano, “es cuestión de acostumbrarse”, dice este hostelero, que además considera que “no es para tanto” porque “la gente se acostumbra a lo que le echen”. Seral sugiere “habilitar en la puerta de los bares unas mesas altas, donde se puedan dejar las copas, y que los clientes puedan salir para fumar”. “A mí no me asusta, y aunque al principio se notaría, las aguas volverían a su cauce, como ha ocurrido en muchos países de Europa”.
En una gran mayoría de los casos, los usuarios acompañan la copa de un cigarro, y si esto se prohibiera “sería un atentado flagrante contra la actividad”, según opina Rafael Barba, secretario de la Asociación de Bares y Cafeterías de la capital onubense.
El debate está abierto, y los propietarios consultados por Viva Huelva comparten la opinión de que, en mayor o menor medida, la economía del sector se verá resentida. Para Consolación Barba, propietaria del Gaudí, la elección de dejar fumar en los locales “debería ser libre de cada establecimiento, pero creo que si la ley al final va hacia adelante, los clientes se lo pensarían” a la hora de acudir a los bares de copas “y se sentirían un poco molestos”, porque como apunta la dueña del ‘Gaudí’ “¿Quién no se fuma un cigarro con una copa?”.
Iván Gómez, dueño de ‘Antiqua’, es mucho más tajante y rebelde: “Aunque la ley me lo imponga, no voy a prohibir que se fume aquí dentro”. Para Gómez, la entrada en vigor de esta ley “me afectaría bastante”, y considera que el sector de la hostelería “es el que más beneficios ofrece al Estado, y sin embargo somos a los que más nos maltratan”.
“Terminarán con nosotros”. Así resume sus sensaciones Javier García, socio de Bambú, Red Lion, Bagoa, Lancelot, Mandala, Trastero y Grial. Para este hostelero onubense, la propuesta ministerial “nos va a perjudicar económicamente bastante”, y además señala las posibles molestias vecinales que esta medida podría ocasionar: “Si no se puede fumar dentro de los bares, la gente saldrá a fumar fuera, pero a la vez el alcohol no se puede sacar a la calle, entre otras cosas porque a partir de las dos de la madrugada no se pueden tener veladores en las calles. Cuando la gente salga a la calle para fumar, querrán que no hagan ruido. No sé, es todo muy contradictorio”, lamenta García, quien también considera que el sector de la hostelería “es más castigado que cualquier otro sector, porque nos someten a inspecciones de todo tipo, que en otros sectores no se producen. Estamos seguros que si la ley entra en vigor, van a venir a por nosotros”.
Cuestión de costumbre
De los propietarios consultados por este periódico, sólo uno asume con cierto optimismo la posible prohibición de fumar en los bares de copas: Mariano Seral, dueño de ‘Lone Star’. Para Mariano, “es cuestión de acostumbrarse”, dice este hostelero, que además considera que “no es para tanto” porque “la gente se acostumbra a lo que le echen”. Seral sugiere “habilitar en la puerta de los bares unas mesas altas, donde se puedan dejar las copas, y que los clientes puedan salir para fumar”. “A mí no me asusta, y aunque al principio se notaría, las aguas volverían a su cauce, como ha ocurrido en muchos países de Europa”.
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