El Bien es el fin último del ser humano para los filósofos clásicos más relevantes, el eje moral de las grandes religiones y en clave antropológica, una de las razones del éxito evolutivo de nuestra especie articulado en la búsqueda del bien común.
El concepto de Bien sobrepasa los preceptos morales y el ámbito de la excelencia hasta situarse en la percepción de las leyes universales, el dharma de la tradición hindú.
No es una realidad subjetiva sujeta al relativismo moral, sino una realidad objetiva, como son los principios universales, a los que podemos ser conscientes. En el ser humano, el bien está relacionado con el desarrollo de todos nuestros valores y capacidades, desde las espirituales hasta las materiales, pasando por las emocionales y mentales, que se expresan a nivel individual y social.
Cada vez que enfrentamos un problema y alcanzamos una solución sin engendrar uno mayor o un perjuicio al otro, cada vez que vivimos y dejamos vivir, cada vez que entramos en sintonía con nuestro entorno, cada vez que logramos dominarnos para no herir, cada vez que llevamos a cabo un acto altruista y generoso, cada una de estas victorias es una manera de hacer el bien.
Simbólicamente el bien se expresa como luz, por lo que todas las tradiciones que asocian el solsticio de invierno con el triunfo del sol, de la luz y de las cuales la fiesta de la Navidad es la reedición en nuestra cultura, todas ellas representan la exaltación del bien como el sentido vital para el ser humano.
Instintivamente buscamos el bien en la preservación de la salud, en la conservación de la vida, en la propia procreación. De forma consciente, también buscamos el bien cada vez que superamos una limitación, desarrollamos un valor o evocamos un futuro mejor y al ser inevitablemente seres sociales, nuestro bien está vinculado al bien colectivo, de tal manera que no es duradero el bien de la abeja a costa del bien de la colmena.
Como hemos demostrado en tantas oportunidades a lo largo de nuestra evolución, prehistórica e histórica, hacer el bien es la solución a las situaciones de crisis, cuyas génesis se encuentran frecuentemente asociadas a mil formas distintas de egoísmo.
Al borde de la Nochebuena, fiesta que inspira comportamientos inclinados al Bien, más allá de los prejuicios, creencias o circunstancias de cada cual, ojalá encontremos cómo hacer el bien, único hilo capaz de tejer las roturas sociales e individuales.
En los arquetipos platónicos, el Bien es equivalente a la Verdad, la Belleza y la Justicia, por tanto, dejemos atrás la ruptura, el desequilibrio y la mentira en pos de lo justo, lo bello y lo verdadero.
Hacer el bien siempre es la mejor decisión.