Obsesionarse por una persona o relación es síntoma de adicción patológica. No se trata de un deseo normal de unión sino de una exigencia insaciable que genera sufrimiento
El proceso de enamoramiento se produce cuando una persona comienza sintiendo simpatía por otra para después pasar a una atracción inocente. Se empieza a idealizar hasta llegar a convertir al otro en un ser superior.
Algunos lo definen como un estado de ‘gilipollez’ (con perdón) transitoria. Podríamos decir que el amor es ciego cuando incapacita para hacer un análisis realista de la situación, cuando se proyectan en la otra persona todas las ilusiones, cuando creemos que es la única persona que nos puede dar la felicidad.
Sea como fuere, éste debe ser un proceso pasajero para culminar en un amor maduro entre dos personas independientes que se respetan y mantienen la fidelidad. Sin embargo, existen personas que no superan la etapa de la ceguera, como por ejemplo, las personas dependientes.
Obsesionarse por una persona o relación es síntoma de adicción patológica. No se trata de un deseo normal de unión sino de una exigencia insaciable que distorsiona su percepción de la realidad. La adicción al amor genera sufrimiento.
Normalmente la padecen personas que han desarrollado un miedo al abandono y por eso, a la hora de enamorarse, son posesivas y celosas, con excesiva sensibilidad a la crítica y al rechazo.
Esto explica algunos casos de maltrato, donde la mujer es capaz de soportar cualquier vejación antes que ser abandonada. Las personas con baja autoestima son más proclives a esta dependencia.
Según los expertos, hay diferentes formas de adicción al amor:
Amor a una persona. Puede ser un amante, un hijo, etc. Este tipo de adicción conlleva el no poder vivir sin ‘controlar’ a la otra persona.
Apesar de ello, está bien vista en nuestra cultura (¡cómo le quiere!), cuando en realidad no es más que egoísmo. Los padres sufren este tipo de adicción hacia el hijo, no aceptando su independencia y pensando que es un desagradecido. Si esta dependencia se hace recíproca es muy difícil evolucionar, como el hijo que vive con su madre toda la vida.
Adicción a una relación: hay personas adictas a la idea de tener una relación. Están más enamorados de la idea de tener pareja que de la persona en si. Existen dos tipos, los que rompen y reinician relaciones, y los que se aferran a una relación tormentosa. "Te odio pero no puedo dejarte".
Al romance: Estos individuos viven tentados por la aventura, la pasión. Está adicción suele ser el resultado de la fantasía, infantilismo y falta de un buen desarrollo afectivo. Buscan la seducción y la conquista, pero luego se cansan (síndrome de Don Juan). Son inmaduros que, sin embargo, suelen ser considerados ídolos sociales.
De cualquier modo… ¡Qué bonito y adictivo es el amor!