Uno de los peores sucesos, si no el que más, que ha acontecido en Arcos durante los últimos tiempos ha sido sin duda alguna el deslizamiento de la ladera oeste; un gravísimo problema urbanístico que viene provocando daños en viviendas y espacios públicos: parques y viales fundamentalmente. El desplazamiento de los terrenos provocó hace unos años la clausura del primer bloque de viviendas del residencial La Verbena por su estado ruinoso. Ello hizo a su vez que 22 familias fueran desojadas de unas viviendas que en algunos casos siguen pagando a día de hoy, ya que el juicio que emprendieron concluyó que la culpa no era de posibles defectos constructivos, sino de la naturaleza arcillosa del terreno. Hace tan solo unas semanas, con la intención de provocar un nuevo convenio entre las administraciones públicas que venga a ejecutar unas obras valoradas en cinco millones de euros, nació la nueva asociación vecinal La Verbena, cuyo presidente es el ingeniero Germán Márquez.
¿Cómo nace la asociación?
— Nace sobre todo con la intención de organizarnos para llevar a cabo medidas, porque hasta ahora cada uno iba por un lado, teniendo en cuenta que somos alrededor de 200 las familias afectadas.
El problema surgió hace ya doce años. Los más viejos del lugar decían que allí nunca se debió construir porque todo lo que se levantaba acaba cayéndose...
— Los tiempos y la tecnología cambian... Alguien decidió que allí se podía construir. Ya se ha inyectado a la zona casi dos millones y medio de euros, en trabajos sobre la cimentación de las viviendas y de la calle y extrayendo agua de la ladera. Con esa inversión se montó un sistema de drenaje que ha extraído mucha agua. Todos esos trabajos tienen que tener una continuidad, porque si se paran no tendría sentido alguno lo que se ha ejecutado hasta el momento.
¿Cuál es ahora mismo la situación de las viviendas que continúan habitadas?
— Grietas, roturas de pilares en los garajes, fisuras en los ladrillos, revestimientos que se caen, roturas en el saneamiento, azulejos que se desprenden... De hecho, hace unos días los vecinos tuvimos un gran avería por un atasco provocado por una rotura.
¿Y los vecinos cómo soportan esa situación?
— Así llevamos doce años. Estamos cansados, vemos que no se han continuado los trabajos, que empiezan y se paran... Y al mismo tiempo pagamos nuestras hipotecas y el IBI como si fueran viviendas de primera categoría; impuestos que no se corresponden con el estado de las viviendas y de las calles.
¿Qué papel puede desempeñar la nueva asociación de vecinos para de alguna forma forzar los trabajos que ya empezó hace años la empresa Tragsa?
— De hecho, hemos tenido reuniones con el equipo de Gobierno y donde ha habido representación de la Junta, del Ayuntamiento, de Diputación y el Estado. La idea es que los convenios que se firmaron hace años se puedan repetir. Que se pueda finalizar la obra. Es muy importante estabilizar La Verbena porque se estabilizarían otras zonas céntricas.
También os entrevistasteis el pasado verano con el ingeniero de la obra, Emilio Yanes...
— Nos confirmó que si se acometen las obras, la ladera se queda estable. Hace falta cinco millones de euros para esta primera obra, aunque consolidar toda la zona centro costaría más. Pero, insisto, una vez terminada la obra de La Verbena se debería hacer un nuevo estudio geotécnico para seguir avanzando en la actuación.
Si se suman las cantidades invertidas y las que están por invertirse, más de uno se cuestionaría si no saldría más económico comprar una vivienda en otro lugar a cada familia afectada...
— No. No salen las cuentas. 200 familias por 100.000 euros sería 20 millones de euros. El presupuesto se dispararía y el centro de Arcos seguiría con problemas de deslizamientos. En 1962 el Ministerio de Vivienda de la época denegó permisos para construir en La Verbena por sus problemas de deslizamiento. Ese informe desapareció...
Y en los años noventa se concede permiso para construir...
— Creo que se obró mal. No merecía la pena construir allí por las características del lugar. Alguien decidió que sí. Hoy día las viviendas están construidas. Qué le vamos a hacer.
Los vecinos judicializaron el asunto pero no sacaron nada positivo del proceso. ¿No tenéis la sensación de que nadie ha pagado todavía?
— Los vecinos, desde luego, no son los culpables de la situación. Creo que la construcción se hizo bien, siguiendo un proyecto y con los correspondientes informes. Pero, insisto, La Verbena y su entorno nunca debieron ser declaradas como zonas urbanizables.
En el último pleno celebrado en el Ayuntamiento los vecinos os personasteis... Creo que hubo algún mal entendido.
— Creo que el alcalde, que está muy preocupado con este tema desde el principio, pensó que alguien nos había incitado de algún modo, pero simplemente acudimos porque uno de los puntos del orden del día trataba precisamente el IBI para los vecinos afectados, y lógicamente estábamos interesados en asistir. No hubo otra intención. Nuestra asociación no está politizada, aunque agradecemos también el trabajo del PP y Ai-Pro porque cuando ellos gobernaban también querían arreglar el problema de La Verbena. Entendemos que todos los partidos quieren el bien para los vecinos.
Se ha puesto sobre la mesa la exención o la bajada del IBI. ¿Consideráis, no obstante, que se está haciendo todo lo posible por ayudar a los vecinos?
— Entendemos que sí, y además es necesario. Las familias que vivimos todavía en La Verbena soportamos acerados rotos, problemas en las instalaciones, el saneamiento... Creemos que la zona no reúne las condiciones y por tanto, desde el punto de vista fiscal, se podría hacer algo.
Ahora con temor a las lluvias... — Cuando miramos al cielo y vemos que viene la lluvia nos asustamos un poco, por ver cómo resisten los terrenos. Estamos preocupados, la verdad. No se puede perder la esperanza, pero confío en que las obras se firmen pronto.