Los agricultores de la zona de la Vega de Antequera y su comarca contabilizan en más de 600.000 euros las pérdidas sufridas en la última campaña de patata temprana, de la que se recogen cada año en la zona más de diez millones de kilos.

Según el gerente de la cooperativa Horticultores El Torcal, Juan Antonio Romero, el hundimiento de los precios en el campo y la rigidez con la que llegan éstos al consumidor han elevado los márgenes comerciales de la patata a niveles históricos, lo que ha hecho que el popular tubérculo haya multiplicado su precio por 15 entre la huerta y la mesa, pasando en un año de un diferencial del 313% al 1.500%.

A pesar de todo, al contrario que en otras zonas de la comunidad autónoma, los agricultores de la Vega antequerana han recogido todo el producto dándole salida a través de las cooperativas existentes dentro del sector.

“Tan sólo algunas parcelas de la zona de Sierra de Yeguas han optado por no recoger el producto”, aseguró Romero. Otro de los problemas a los que se enfrentan los agricultores es que ni la buena producción, (un 15 por ciento mayor que en 2008), ni la excelente calidad del tubérculo, han servido para incentivar el consumo de la patata nacional.

“La invasión de patatas foráneas ha presionado los precios a la baja poniendo contra las cuerdas a los agricultores, que se muestran indefensos ante unos precios medios en el campo, (nueve céntimos de euro por kilo), muy por debajo de los costes de producción (por encima de los quince céntimos el kilo)”, señaló Romero. patata nacional.

Ahora, los agricultores se encuentran en plena campaña de la cebolla, y las perspectivas en cuanto a los precios no son mejores.

Cada año, de la zona de la Vega de Antequera y su comarca salen más de 20 millones de kilos de este producto. “Ya se ha recogido el 40 ó 50 por ciento de la cosecha, y está previsto que se venda el kilo de cebolla a cinco céntimos, cuatro menos que el año pasado”, apuntó el gerente de la cooperativa antequerana.

Además, los propietarios de las parcelas de esta zona de la ciudad temen también a las incidencias climatológicas. En definitiva, malos son los tiempos por los que atraviesa el campo andaluz.