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Cádiz

Las farmacias gaditanas plantan cara a la violencia de género

Los establecimientos ponen en marcha un protocolo para prevenir, sensibilizar y ayudar a denunciar ante posibles casos de maltrato

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  • El presidente del Colegio de Farmacéuticos, Ernesto Cervilla, y el subdelegado del Gobierno, José Pacheco. -
  • El colectivo ya ofreció ayuda en el confinamiento con la iniciativa “Mascarilla 19”

Las farmacias ya tomaron parte en la lucha contra la violencia de género durante el confinamiento duro, cuando se dispararon las agresiones en el ámbito familiar por las restricciones a la movilidad, con la campaña “Mascarilla 19”, que animaba a ir a estos establecimientos y pedir “la mascarilla que te salvará la vida si estás sufriendo malos tratos en casa o ante una agresión sexual”, recuerda Sandra Pérez, vicesecretaria del Colegio de Farmacéuticos de Cádiz.

Ahora, el colegio ha dado un paso más tras sumar esfuerzos con la Subdelegación del Gobierno de España para “sensibilizar y prevenir ante posibles casos” a través de la red de oficinas de farmacia de la provincia, integrada por 497.

La acción incluye la realización de diversos materiales en los que se concretan los diferentes canales a los que acudir en caso de necesitar información o asistencia, así como los recuross que están a disposición de las víctimas en caso de sufrir una agresión, como el teléfono 016, email o Whatsapp.

Este protocolo nace “con vocación de ser una herramienta que facilite y guíe los pasos de farmacéuticos y farmacéuticas ante cualquier forma de violencia y malos tratos por razón de género”, apuntó el presidente del colegio gaditano, Ernesto Cervilla, durante la presentación con el subdelegado del Gobierno en Cádiz, José Pacheco.

Cervilla consideró a estos profesionales sanitarios “un extraordinario sensor y recurso desde el que impulsar acciones que faciliten a las mujeres víctimas de violencia de género a dar el paso de denunciar”.

“Basta con escuchar”, añade Sandra Pérez, quien reconoce haber encontrado casos en sus despachos. “Entre el usuario y el farmacéutico se establece un vínculo muy fuerte, la farmacia tiene un arraigo social muy importante”, explica, que hay que aprovechar para que quien sufre el maltrato diga, de una vez, basta ya.

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