En este encuentro, la iniciativa Armas bajo Control, auspiciada por organizaciones como Amnistía Internacional e Intermón Oxfam, debatirá las estrategias para lograr que en 2012 Naciones Unidas apruebe una normativa que impida que esas armas sean usadas para violar los derechos humanos y caigan en manos de bandas criminales.
“Vender armas no es como vender coches”, declaró ayer a Efe Alastair McKay, portavoz de IANSA, el movimiento global pro regularización de la venta de armas cortas que también lidera la campaña.
McKay citó como ejemplo en ese camino la ley aprobada en España en 2007, que puso fin a la consideración como “secreto de Estado” que tenía el comercio de armas.
En octubre de 2009, la Organización de Naciones Unidas aprobó un calendario para que en 2012 se complete un tratado internacional sobre el control de armas. En junio, empezará el proceso diplomático para redactar el texto, un trabajo que la sociedad civil seguirá con atención.
“Las ONG tenemos que estar encima de esas reuniones para que los Gobiernos no se despisten, no se olviden del tema o vayan bajando contenidos”, explicó a Efe Jordi Armadans, de la ONG catalana Fundació per la Pau, que también participa en el encuentro de esta semana en Viena.
La conferencia, a la que acudirán unos 80 colectivos de todo el mundo, discutirá durante tres días las estrategias a seguir para que ese tratado se haga realidad.
Armadans recordó que en la actualidad las armas ligueras son las principales responsables de la pérdida de seres humanos en los conflictos armados.
Armas que, pese a se una amenaza menos mediática que las de destrucción masiva, son las verdaderas protagonistas en los conflictos violentos de todo el planeta, recordó Armadans.
“Mil muertes diarias y tres mil heridos” son las cifras que aportó el experto español para justificar la necesidad de que haya una regulación.
Respecto a las regiones más afectadas, Armadans mencionó África, con sus conflictos armados más o menos ocultos, y Latinoamérica, sin guerras declaradas pero donde la violencia en las calles crece.