Interesante idea la de la comparsa de Algeciras, que denuncia con su tipo las nuevas formas de esclavitud recordando a los recolectores de algodón de siglos atrás. Evitan el blackface y se agradece. El tono reivindicativo se mantiene en el primer pasodoble, para la situación que sufren los temporeros del campo, los esclavos de hoy en día. El segundo, mejor en intención que en desarrollo, contrapone el buen ejemplo que suponen la figura de los maestros para los niños, frente a los influencers “con sus vidas ideales”. En el primer cuplé juegan con el nombre de la comparsa de Jesús Bienvenido, mientras que el segundo va para una vecina intolerante a todo a la que le mejora la vida al hacerse vegana. Se mantiene el tono crítico en el popurrí, para cerrar un correcto paso por las tablas del Falla.
Lo mejor La idea y el tono crítico del repertorio, muy combativo
Lo peor El juego de palabras que remata el segundo cuplé, cogido con pinzas