Plantearse el embarazo a mayor edad está cambiando con “la sociedad, con la incorporación de la mujer al trabajo, a la Universidad, y tiene mucho que ver con el aumento de la perspectiva de vida”, explica a Efe el presidente de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), Buenaventura Coroleu.
“Antes –afirma el doctor– a partir de los 60 ó 70 se consideraba que una persona era vieja, ahora es madura, y le quedan por delante varios años de vida”.
La Encuesta de Movimiento Natural de la Población del INE de 2006, último con información detallada, refleja que en términos absolutos la cifra de nacimientos en madres de 40-50 años en 2000 fue de 10.143 y de 18.196 en 2006. En 1990, en ese grupo de edad tuvieron 7.547 hijos.
En las mujeres de 50 años o más, el incremento ha sido de un 160%, de 20 casos en 2000 a 52 en 2006, unas cifras no muy abultadas pero que sí confirman esa tendencia, a pesar de que en 2007 la edad media de maternidad fue 30,98 años, y para 2014 la previsión es de 31,7 años.
Las 288.373 treinteañeras (30-39) que fueron madres en 2006, supusieron un incremento de un 22% sobre las 223.406 que lo fueron en 2000 y de un 51% sobre las 139.948 de 1990.
Y todo ello en detrimento de los nacimientos en mujeres de 20-29 años, la edad recomendable para la gestación, que si bien experimentan un ligero aumento de 2000 a 2006 de un 6%, desde 1990 se produce una caída de un 30%.
Las técnicas de reproducción asistida son aliadas de las mujeres en la nueva forma de programar su maternidad, y muestra de ello son casos como el reciente alumbramiento de una mujer india de 70 años, con ayuda de un tratamiento de fecundación in vitro.
“Hay un incremento de la solicitud de embarazo a mayores edades. Entre los 40 y 50 años ha aumentado de forma importante, porque es la franja que se beneficia de las técnicas de reproducción asistida, concretamente a partir de los 44 años”, explica Buenaventura Coroleu.
Casos como el de la India, o el de la rumana Adriana Illiescu, que en 2006 dio a luz a los 66 años, son “técnicamente posibles en España, porque la donación de ovocitos solucionaría el problema del embarazo en mujeres sin función ovárica”.
“Otra cosa es si lo harían los centros de reproducción asistida”, añade Coroleu, también jefe de servicio de Medicina de la Reproducción del Instituto Dexeus de Barcelona.
La ley de Reproducción Asistida (2006) no limita la edad para recibir tratamiento, aunque hay un período teórico que es el de la fertilidad de una mujer. “Pero esto –afirma Coroleu–, es muy relativo porque si la mujer utiliza sus propios óvulos, podrá hacerlo hasta la menopausia, pero si el óvulo es donado, las posibilidades de edad aumentan”.
La Sociedad Española de Reproducción en sus recomendaciones publicadas en 2006, aconseja que a partir de los 50 años no se realicen técnicas de reproducción asistida, valorando que la edad puede ser un factor de riesgo para el embarazo.
La mayor perspectiva de vida “posiblemente haga cambiar esa dinámica y el límite de los 50 años se podrá aumentar y considerarse no tan erróneos los 55 o 56 años”, señala.
Hay un debate interno, tanto en el ámbito público como privado, y centros muy importantes en el mundo que apuestan por no limitar tanto la edad de la mujer, añade este experto, partidario de tratar y analizar cada caso por separado “porque hay mujeres de avanzada edad capacitadas física y psíquicamente para llevar adelante un embarazo”.
El presidente de la Asociación Española de Pediatría, Alfonso Delgado, cree tajantemente que la mejor edad para tener hijos es de los 20 a los 30 "porque es lo mejor para los niños. Los tejidos son más flexibles, más laxos y no es lo mismo para el niño un parto a los 24 años que a los 40”, dice.
Pero “por ahí no van los tiros, ni la sociedad –añade el doctor–. Cada vez es más frecuente que las mujeres programen cuándo, con quién, y en qué momento quieren ser madres, es un planteamiento desde el punto de visto sociológico diferente al de hace tan sólo una sola generación”.
En el desplazamiento de la maternidad a partir de los 35 años hay un aspecto de una “enorme importancia” –subraya Delgado– que es “la clara relación entre la edad materna y el mayor riesgo de tener hijos afectados con síndrome de Down y otras alteraciones cromosómicas”.