Hace escasos meses, en mayo concretamente, la fiscal jefe de Cádiz, Ángeles Ayuso, en la presentación de un resumen de la Memoria Anual de la Fiscalía Antidroga de la provincia, alertaba del aumento del tráfico de cocaína en estas tierras donde el narcotráfico se basaba en su día casi en exclusiva al hachís. En dicha memoria quedaba claro que el tráfico de cocaína dejó de ser una cuestión residual hace varios años y constata un aumento de la utilización de la vía aérea para la introducción de droga en la provincia.
De hecho, en el documento aparece el siguiente dato: las FCSE intervinieron una decena de aeronaves en la provincia en 2011. Eso sí, el puerto de Algeciras se mantiene constante como otro de los principales puntos de acceso de estupefacientes.
Poco a poco, los narcotraficantes quieren convertir la provincia en una de las principales puerta de entrada de cocaína a Europa, lugar que siempre ha ocupado la costa gallega. Pero estas organizaciones hace años que han puesto su mirada en Cádiz y su provincia, al tiempo que por motivos que aún se están investigando, les resulta más fácil y rentable transportar la droga desde Sudemérica hasta la costa atlántica de Marruecos y desde ahí, aprovechándose de unas estructuras criminales ya asentadas, llevar la mercancía hasta Europa a través del Estrecho de Gibraltar.
En reportajes anteriores ya dimos buena cuenta de que la ruta de la cocaína se solapaba a las tradicionales rutas del hachís, aunque con novedosos métodos como el transporte en aeronaves. Aquí hay que tener en cuenta que es mucho más rentable el tráfico de cocaína que el de hachís, no sólo porque un kilo de cocaína es más fácil de ocultar que la misma cantidad de hachís, dado el volumen de ambos, sino porque además la rentabilidad de la cocaína es mucho mayor.
Otro aspecto que favorece la implantación del tráfico de cocaína en la provincia hace referencia a la situación social de la población, con una alta tasa de desempleo y con un amplio sistema de economía sumergida, muchos de ellos ligados al narcotráfico. Es decir, aquí es más sencillo encontrar la mano de obra que se requiere para lograr que la mercancía entre en el circuito europeo.
En los últimos días varias operaciones policiales han desenmascarado claramente la intención de las organizaciones mafiosas dedicadas al tráfico de drogas. Conexiones antes impensables han salido a la luz. Ha quedado claro que organizaciones criminales de Bulgaria, de Galicia, de Marruecos, de México, Venezuela y Colombia, actúan en la provincia de Cádiz, en una siniestra tendencia que llena de preocupación a las fuerzas de seguridad del Estado.
Operación Espartana
Un claro ejemplo lo encontramos esta misma semana, cuando el Grupo Especial de Operaciones de la Policía (GEO) abordaba en alta mar, a 50 millas de la costa de Cádiz, un barco que transportaba unos 3.000 kilogramos de cocaína de gran pureza, procediendo a detener a 31 personas pertenecientes a una red internacional de traficantes de droga afincada en España.
El director general de la Policía, Ignacio Cosidó, informaba en el puerto de Cádiz de que la droga había sido cargada en Sudamérica y se dirigía a la costa de Galicia para ser transportada desde allí a Madrid.
Esta operación se inició hace ocho meses bajo el nombre de Espartana y en ella han sido investigadas tres redes de narcotráfico diferentes procedentes de Colombia, Bulgaria y España.
El barco, llamado SV Nikolay, que se encuentra atracado en el puerto de Cádiz. Ignacio Cosidó indicaba que las tres ramas investigadas en esta operación son “muy diferenciadas” y de la organización colombiana asentada en España hay seis detenidos.
De la rama búlgara, dedicada al transporte marítimo de la droga, han sido detenidas 21 personas que viajaban a bordo del barco interceptado. La rama española, con base en Galicia y de la que hay cuatro detenidos, tenía como misión distribuir la droga por España y ponerla a disposición de los colombianos.
La Policía Nacional trabajó estos ochos meses en coordinación con las fuerzas de seguridad de Bulgaria, donde podrían producirse más detenciones. En cuanto al resto de los detenidos, Quirós ha explicado que algunos de ellos no sólo tienen antecedentes, sino que “son bastantes conocidos”.
Según ha relatado el director general de la Policía, este cargamento “puede provenir del clan de los hermanos Vélez desarticulado hace seis años” y que acabó con uno de los hermanos en prisión. Todo apunta a que se han reorganizado y este podría ser el primer cargamento que intentaban introducir en España.
El barco, interceptado a 50 millas de las costas gaditanas, se cargó en algún punto del Caribe, cerca de la costa de Sudamérica pero fuera de aguas jurisdiccionales.
Los detenidos pasaron en una primera instancia a disposición de un juez de instrucción de Cádiz y posteriormente a la Audiencia Nacional.
Ignacio Cosidó ha destacado el trabajo “intenso” y “exitoso” desarrollado por los agentes que han participado en la operación, sobre todo por el grupo de los GEO que abordó el barco, “ya que a pesar de ser una actuación complicada y de cierto riesgo ha culminado con éxito”. Cosidó resaltó también la colaboración de la Armada, que ha transportado a la unidad del abordaje.
El director de la Policía ha afirmado que las tres operaciones realizadas en los últimos diez días en las que se han intervenido casi cinco toneladas de cocaína, más de lo incautado durante todo el año pasado y recuerda la operación contra un cártel mexicano que, a pesar de que la cantidad incautada (375 kilos de cocaína en un contenedor de Valencia) es menor, ha sido “importante porque era la primera vez que intentaban introducirse en España para acceder al mercado europeo”.
‘Casablanca’
Pero es que días atrás, en esta misma semana, agentes de la Policía Nacional desarticulaban otra organización dedicada al tráfico internacional de hachís y cocaína en una operación denominada Casablanca que ha sido desarrollada en varias fases y ha culminado con la detención de 30 personas. Según fuentes policiales, se han intervenido 1.138 kilos de hachís, dos kilos de cocaína, 7.845 euros y 10 vehículos. La banda operaba en todo el territorio nacional, así como en Francia, Italia, Alemania y Holanda.
Las investigaciones se iniciaron durante el mes de octubre del pasado año, desarrollándose varias actuaciones policiales a lo largo del presente año en Algeciras y San Roque (Cádiz), Santander y Boo de Guarnizo (Cantabria), Valdepeñas (Ciudad Real), así como en Bellusco (Italia), localidad cercana a Milán.
Esta organización criminal introducía importantes cantidades de hachís y cocaína en España procedente de Marruecos mediante balsas neumáticas popularmente conocidas como “gomas”. Descargaban la droga, que venía distribuida en fardos de unos 30 kilos cada uno, en las playas de Cádiz y posteriormente la alijaban en lugares estratégicos de la provincia gaditana.
Los miembros de la organización afincados en la ciudad condal se desplazaban al sur de España y trasladaban la droga hasta la provincia de Barcelona. Una vez allí, el estupefaciente era almacenado en zulos para su posterior distribución al resto del territorio nacional así como en diversos países de Europa. Para el transporte internacional de la droga utilizaban camiones procedentes de Cantabria, que usaban rutas comerciales para transportar el hachís y la cocaína a los países europeos.
Asimismo, la actividad logística de todos estos cometidos se encontraba radicada en Cantabria y controlada por dos compatriotas. La red estaba perfectamente estructurada con funciones específicas para cada miembro del grupo y disponía de una importante infraestructura logística.
El cártel de Sinaloa
Más espeluznante y preocupante es la información que habla de la intención del cártel mexicano de Sinaloa, uno de los más violentos de aquel país, de usar la provincia como puerta de entrada para sus estupefacientes en Europa. De hecho, el pasado 9 de agosto, el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco ordenaba el ingreso en prisión de cuatro presuntos narcotraficantes del cártel mexicano de Sinaloa detenidos en España cuando intentaban introducir por Algeciras 350 kilos de cocaína que querían distribuir en Europa.
Así lo han confirmado fuentes jurídicas, que han precisado que el magistrado ha adoptado esta decisión en sustitución de su compañero Pablo Ruz, titular del Juzgado Central de Instrucción número 5, que es el que lleva la instrucción de la causa.
Además del ingreso en prisión incondicional por un supuesto delito de tráfico de drogas, Velasco también les ha enviado a la cárcel en virtud de la solicitud de extradición que Estados Unidos ha reclamado sobre estos cuatro presuntos integrantes del cártel de Sinaloa.
Las fuentes consultadas han señalado que los detenidos, que han negado cualquier relación con los hechos ante el titular del Juzgado Central de Instrucción número 6, fueron arrestados cuando intentaban introducir un contenedor por Algeciras con 350 kilogramos de cocaína.
Su intención, según las fuentes, era utilizar España, y concretamente la provincia de Cádiz, como base para la distribución de la droga hacia Europa. Es decir, el objetivo no era otro que el de iniciar importantes envíos de cocaína por vía marítima, oculta en contenedores con carga legal declarada, para lo que enviaron varios contenedores de prueba sin ningún tipo de estupefaciente hasta que remitieron su primer cargamento en un barco procedente de Brasil, que fue interceptado en Algeciras.
La Policía Nacional, en colaboración con la División del FBI de Boston, abortaba días atrás el “primer intento serio” del líder del cártel mexicano de Sinaloa, Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, de afincarse en Europa usando como base España, y más concretamente la provincia, con la detención en Madrid de cuatro presuntos narcotraficantes miembros de ese grupo.
Los detenidos, de entre 37 y 52 años y nacionalidad mexicana, son: Jesús Gutiérrez Guzmán -primo hermano del ‘El Chapo’-, Rafael Humberto Celaya Valenzuela, Samuel Zazueta Valenzuela y Jesús Gonzalo Palazuelos Soto, que fueron arrestados en las inmediaciones de los hoteles madrileños en los que se hospedaban.
Según han precisado los responsables policiales de la investigación en una rueda de prensa, días atrás se interceptó en el puerto de Algeciras un contenedor que transportaba 373 kilos de cocaína de “gran pureza”, alrededor del 80 por ciento, que había partido de un puerto de Brasil para su posterior distribución en diferentes puntos de Europa.
El cártel había elegido España como plataforma de lanzamiento de su operativa en Europa y pretendían utilizarlo como puerta de entrada de estupefacientes, por lo que tras interceptar el contenedor los agentes estuvieron aguardando la llegada de los detenidos, que tenían la intención de establecer contactos de distribución, han señalado los investigadores.
Ya que su implantación en Europa era “escasa”, la Policía se ha congratulado de haber frustrado su “primer intento serio” de introducirse en el continente, han destacado los agentes.
Las investigaciones efectuadas permitieron identificar a un primer miembro, Palazuelos Soto, que se desplazó a Madrid para hacerse cargo del cargamento de la cocaína desde su remisión hasta su posterior distribución. Días después llegaron a Madrid Gutiérrez Guzmán, conocido como "Manolo" y considerado el jefe del grupo que quiere establecerse en España, Zazueta Valenzuela, uno de sus principales colaboradores, y Celaya Valenzuela, representante legal de la organización. Debido a las numerosas medidas de seguridad que adoptaban, los agentes establecieron un amplio operativo para detenerlos y así uno de los arrestados fue abordado cuando se dirigía a su hotel, en el Paseo de la Castellana, al tiempo que se detuvo a los otros tres en las inmediaciones de sus hoteles en el centro de Madrid. En los registros realizados en las habitaciones donde se alojaban se han intervenido teléfonos móviles, 5.500 dólares, unos 3.000 euros, 4.000 pesos mexicanos y documentación que se está analizando.
Cabe destacar que Sinaloa, cuna de los principales capos del narcotráfico, forma parte junto con Durango y Chihuahua del triángulo dorado de las drogas, que alberga importantes manifestaciones de la llamada narcocultura.
Un dato que refleja la alarma social en aquel país. El Gobierno de Sinaloa prohibió en mayo de 2011 que se interpretase música y canciones con temas vinculados al narcotráfico, conocidas como “narcocorridos”, muy popular en bares, cantinas, centros nocturnos y salones de fiestas, al considerar que hacían apología de la violencia.