Los cambios sufridos en las últimas décadas por las formas de vida tradicionales han puesto en peligro casi de extinción y olvido trabajos y oficios que fueron esencia de la vida cotidiana durante muchos años incluso siglos. A la postre, la crisis económica desde hace cinco años, ha provocado a que muchos pequeños empresarios autónomos hayan tenido que cerrar, por no poder hacer frente a los gastos de sus pequeños negocios...aunque algunos artesanos, como José María Puya Rodríguez, quien lleva más de más de tres décadas al frente de su tienda de reparación de calzado y cerrajería ‘capea’ la crisis en la capital gaditana.
“Desde el año 1979 regento este negocio, lo heredé de mi padre quien abrió la tienda dos años antes” señala Puya. Su establecimiento, llamado ‘Zapatería La rapidez’ está ubicado en pleno casco histórico de la ciudad, en la calle José del Toro, muy cerca de la calle Sacramento, una pequeña y coqueta tienda donde repara todo tipo de calzado, además de también llevar todo lo relacionado a la cerrajería, la cual “sí ha sufrido la crisis”. Según nos comenta, en estos últimos años el volumen de trabajo ha bajado al 10%... “alguna llave que otra, pero hacemos muy pocas cerraduras...incluso sé de gente que para entrar en su domicilio lo hace por la ventana o se pasan de ventana en ventana ya que no pueden costearse una cerradura nueva”.
Este vecino y pequeño empresario de Cádiz lo tiene claro “no es la primera vez que pasamos una crisis como esta...en los años 80 la sufrimos...y a principios de los 90 también...ahora tenemos esta, pero soy optimista y la verdad que no me puedo quejar del volumen de trabajo que tengo reparando zapatos...aunque los años gloriosos fueron de 2000 a 2005, no daba a basto” señala José María.
“Nos mantenemos, tengo clientela fija desde hace muchos años” pero “es verdad que la vida está cada vez más cara y las máquinas de reparar el calzado son carísimas y en este trabajo, hay que tenerlas todas para poder hacer de un trabajo en condiciones y que el cliente se vaya satisfecho”. “Esa es mi filosofía, por ello, valoran más este oficio...además, es verdad que hoy en día la gente no tiran tanto los zapatos como hace unos años, ahora la gente mira más por su dinero y por un trabajo bien realizado”.
“Es un gremio para toda la vida” recalca Puya, quien sigue apostando por el trabajo artesanal. “Tengo tres lemas desde que empecé en este gremio: ser eficaz, tener buen carácter con el cliente y sobre todo realizar un buen trabajo” apunta “de esta forma conservas el cliente durante años...de hecho aquí vienen vecinos de diferentes puntos de Cádiz, aunque vivan en otro barrio y tengan que desplazarse únicamente a esta zona para arreglar sus zapatos no les importa, y eso a mí me satisface...porque es el premio de hacer un buen oficio, además de poder seguir manteniendo mi trabajo en época de crisis”.
Una cultura imperecedera que solo algunos viejos o menos viejos artesanos conservan en sus manos, como es el caso de José María Puya.