No hay periodismo sin periodistas, ni democracia sin periodismo”. No lo digo yo, aunque lo suscribo. Lo dijo José Blanco, el que fue ‘número dos’ de Zapatero en el Partido Socialista, en un encuentro de la Asociación de Periodistas Europeo allá por el 2011. Lo cierto es que estuvo acertado en su afirmación, mucho más que con la ocurrencia de gastarse 250.000 euros en pegatinas para colocarlas en todas las señales de tráfico para reducir la velocidad de 120 a 110 km por hora. Cómo duele ahora el despilfarro del dinero de los españoles, cuando se necesita, y no se disponen de recursos públicos suficientes para afrontar esta pandemia y apoyar a quienes lo están pasando peor… Pero centrándonos en el axioma, no sólo lo comparto si no que lo amplifico. Sin periodismo, ni Democracia ni Libertad, porque una información independiente, plural y accesible es fundamental para que los ciudadanos puedan tomar sus propias decisiones, ser críticos. Por eso, en este estado de alarma, el periodismo es una profesión esencial y, por eso, es tan importante apoyar también a los quiosqueros, como Ricardo, otro de esos héroes invisibles que abren todos los días su quiosco de la Alfalfa para acercarle las noticias al barrio. Como él, muchos otros valientes continúan pese a la pandemia haciendo llegar la información a los lugares más recónditos, a eso que llamamos la “España vaciada”, donde la tentación de un gobierno de manipular la información a través de la televisión pública, como está ocurriendo ahora, es mayor.
En este tiempo de confinamiento, además, en el que buscamos permanentemente los últimos datos sobre todo aquello que pasa a nuestro alrededor, es fundamental que sepamos manejar las redes sociales. Las redes sociales se ven infectadas por virus y bulos; noticias que se vuelven virales a pesar de su completa falsedad. Sólo persiguen alarmar o estafar a la buena gente. La única vacuna contra las falsedades en la red sois precisamente los periodistas.
Para un Gobierno como el que tenemos en España es tentador, en esta situación, sobrepasar ciertos límites de respeto a la libertad de información. Y lo está haciendo, además, con un poder prestado, primero por los propios socios de Gobierno, luego por las autonomías y, finalmente, por la oposición leal del Congreso que antepone la salud del país a sus intereses. Lo citaba antes, ahí está el lamentable ejemplo que está dando la Radio Televisión Española (RTVE), la televisión de todos, donde aparecen psicólogos que son concejales de Podemos, o enfermeros “al azar” que resultan ser miembros de listas electorales del partido de Iglesias.
Una manipulación grotesca que se equipara al modelo de ruedas de prensa que utiliza el Gobierno para comunicarse con los ciudadanos durante este Estado de Alarma. Lo hacen en formato largometrajes, con varios ministros y portavoces, siempre en prime time, con ese toque rancio del NODO que muchos de nosotros sólo conocemos por documentales. Y luego el presidente, que comparece una media de dos veces a la semana y la costumbre, como las novias ante el altar, de llegar media hora tarde a sus citas con los españoles. Poca concreción que nos transmite un sentimiento de decepción que se acrecienta como la pena, por días, en esta trágica situación que vivimos. El discurso que lee con gran carga dramática termina con un, “ahora si tienen alguna pregunta…”. Y llegan las preguntas preparadas con sus preparadas respuestas que se contestan con la entradilla: “le agradezco que me haga esa pregunta”. ¿Ésta es la comunicación que realizan los que siempre van dando lecciones de transparencia? Rueda de prensa tras rueda de prensa, el secretario de Estado de Comunicación ignora el clamor de los periodistas por ruedas de prensa libres y abiertas, como debe ser en toda democracia. Si Pablo Casado, con sus medios, es capaz de dar una rueda de prensa abierta a todas las preguntas, no se entiende que no lo haga el presidente del Gobierno y que se escude en que no es posible hacerlo.
El escándalo ha sido tal que hasta los propios periodistas son los que se han relevado contra esta vuelta atrás de la democracia, contra este uso totalitario de la comunicación, y han pedido una rectificación de ruedas de prensa sin vetos ni censuras. Ya han sido correspondientemente castigados. Carlos, Eduardo, Ana Rosa, Romualdo, Paloma, Álvaro… sois mis héroes visibles. Los que habéis defendidos nuestra democracia y nuestra libertad.