El alcalde de Londres, Boris Johnson, ha acusado al Gobierno español de utilizar la disputa sobre Gibraltar como "táctica de distracción" ante el "escándalo de corrupción" que es el 'caso Bárcenas' y ante la alta tasa de paro en España y, concretamente, en La Línea de la Concepción.
En un artículo de opinión publicado este domingo el diario británico 'The Daily Telegraph' y titulado "España debe quitar sus manos de la garganta de Gibraltar", Johnson ha afirmado que la situación de tensión actual no ha sido provocada por el Gobierno del Peñón mediante el lanzamiento de bloques de hormigón en la bahía de Algeciras, donde faenan pescadores españoles. "Esto no es una discusión por los peces", ha concluido.
A su juicio, el Ejecutivo de Mariano Rajoy ha "reactivado los controles" en la frontera y ha recurrido al "acoso general de la época de Franco" como "táctica de distracción".
"El señor Rajoy no solo tiene problemas políticos causados por un escándalo de corrupción, sino que tiene otra dificultad más fundamental", y es que "la tasa de desempleo en La Línea es del 36 por ciento, mientras que la tasa de desempleo en España es del 26 por ciento", ha destacado en el artículo, recogido por Europa Press.
El problema no es el Tratado de Utrecht, sino el de Maastricht
Además, ha añadido que la tasa de paro juvenil supera el 50 por ciento y el coste laboral unitario en España está aumentando en comparación con el de Alemania. "Se están sacrificando las perspectivas de una generación entera de jóvenes españoles en el altar de la unión monetaria", ha advertido.
"La crisis que afronta el Gobierno español es el euro, no el derecho de los gibraltareños a pescar junto a su propia Roca; el problema hoy en España no es el Tratado de Utrecht, sino el Tratado de Maastricht", que está "provocando esta extraña disputa entre Reino Unido y España", ha subrayado.
El alcalde de Londres ha dicho que espera que el hecho de que la Armada británica vaya a realizar justo ahora unas maniobras junto al Peñón no sea solo una "coincidencia". En este sentido, ha expresado su deseo de que Reino Unido "aparte pronto las manos de España", que están puestas en la "garganta" de Gibraltar, porque "lo que está ocurriendo es infame".
Las autoridades españolas "están causando demoras y molestias y ahora están amenazando con cobrar un impuesto a los vehículos que llevan bienes" al Peñón, algo que es "ilegal según las leyes de la UE" y que además "supone un bloqueo", ha afirmado.
A quienes se preguntan por qué Reino Unido está "permitiendo que este anacronismo colonial envenene las relaciones con España", un país que es "un buen amigo y socio en la UE", Johnson les ha contestado que Gibraltar ya era "realmente distinto de España" cuando él lo visitó por primera vez, hace 30 años, y lo sigue siendo hoy en día.
Así, ha indicado que tanto entonces como ahora se vende la prensa británica, hay pubs con nombres en inglés y tiendas donde se puede comprar 'fish and chips', una comida típica de Reino Unido. Aunque los gibraltareños tienen un aspecto "un poco más mediterráneo" que los habitantes de Blackpool, defienden de forma "histérica" su "carácter británico", ha asegurado.
"Ese deseo de ser británicos existirá en Gibraltar durante el resto de nuestras vidas y más allá", ha manifestado. Por eso, Johnson considera que los habitantes del Peñón "nunca aceptarán" la soberanía conjunta con España u otro "destino alternativo".
"Son mi yate, mi hijo y mi Roca"
Basándose en el resultado de un referéndum celebrado en 2002, el regidor de Londres ha precisado que "el 98 por ciento de los gibraltareños quieren ser británicos". "Y mientras eso sea así, nuestro deber es protegerlos y defender su derecho a encargarse de sus propios asuntos legítimos, de acuerdo con las normas de la UE, sin líos por parte de su vecino", ha dicho en referencia a España.
Por último, Johnson ha recomendado al Gobierno de Rajoy que no tenga "ninguna duda de la fuerza de la determinación británica", recordando cuál fue la respuesta de la Reina Isabel II cuando el Príncipe Carlos y su esposa Diana viajaron en su luna de miel a Gibraltar, en 1981, y el Ejecutivo español protestó. "'Son mi yate, mi hijo y mi Roca'. Ese es el espíritu", ha afirmado.