La séptima edición del Festival Internacional de Jazz de Gibraltar ha tenido como estrella invitada a Stefano Di Battista, uno de los saxofonistas más aclamados del panorama jazzístico actual. Su concierto, celebrado en la Cueva de San Miguel el sábado por la noche, fue el colofón a dos días en los que el jazz estuvo muy presente en Gibraltar.
Di Battista (saxo soprano y alto) ofreció un concierto acompañado por un elenco de músicos de primera talla internacional: Andrea Rea, al piano, Daniele Sorrentino con el contrabajo y Luigi del Prete a la batería, con quienes toca habitualmente en sus giras por todo el mundo. Los cuatro intérpretes están tan acostumbrados a actuar juntos que no hubo más guion que el orden de los temas a interpretar. Esa camaradería fue muy evidente sobre el escenario, ya que se intercambiaron momentos de solos con total naturalidad, y fueron surgiendo otras sorpresas durante la actuación.
El espectáculo destacó, aparte de por la enorme calidad de los músicos, por su espontaneidad. Di Battista es un defensor del jazz como una música simple y divertida, aunque su virtuosismo y lo que logra hacer con el saxofón no sea nada fácil. Por eso, durante el concierto interactuó en muchas ocasiones con el público. Tocaba algunas notas con su saxofón y luego hacía que el público las silbara. O, todavía más atrevido, se paseó tocando el saxo por la grada de la Cueva de San Miguel y, de vez en cuando, hacía parar a sus músicos con un gesto para sentarse con alguien a hablar sobre el jazz o preguntarle cómo lo estaba pasando y, tras levantarse, continuar.
Tal y como Di Battista manifestó tras el concierto, este tipo de momentos más espontáneos no siempre es posible. "Depende del público, y en este caso la audiencia nos ha inspirado a ello". Añadió, además que "siempre queremos transmitir al público la simplicidad del jazz, tal y como Louis Armstrong intentó comunicar: una música simple que a veces asusta a la gente".
Durante el concierto, dedicó gestos de asombro hacia la Cueva de San Miguel; se impresionaba cada vez que le caía una gota de agua de las estalactitas del techo. Cuando hubo terminado la actuación, expresó que tocar en Gibraltar, en la Cueva de San Miguel "ha sido una experiencia mágica, he tenido unas sensaciones que no puedo explicar, porque aquí te das cuenta de la belleza del tiempo, de la edad del planeta. Te sientes muy pequeño porque formas parte de un diseño muy grande, más grande de lo que abarca nuestra imaginación", apostilló.
Justamente a causa del privilegio de poder tocar en la Cueva de San Miguel, Di Battista expresó en varias ocasiones su agradecimiento al Ministerio de Cultura de Gibraltar por invitarle y a Daniel Guerrero, del Departamento de Cultura, por organizar el evento y por las atenciones que había recibido.
Al término del recital, habló sobre sus planes más inmediatos: "Estoy trabajando en un proyecto sobre la música de Ennio Morricone interpretada por mí, en clave jazzística". De llevarlo a cabo finalmente, vendría a ahondar en su trabajo de los últimos años, pues se está dedicando a difundir la música italiana, en clave de jazz, por todo el mundo. Buenos ejemplos de esto fueron la versión de Attenti al Lupo de Lucio Dalla o de Quando, en homenaje a Pino Daniele, ambas interpretadas en el concierto del séptimo Festival Internacional de Jazz de Gibraltar.
Además de estas versiones de temas italianos, también dedicó espacio a conocidas composiciones de jazz, como Mack the Knife, que fue el bis del concierto; o a composiciones propias como Madame Lily Devalier (que fue toda una oda a la música de Nueva Orleans), Lara Croft o Coco Chanel, todos ellos de su disco Woman’s Land.
Una brillante actuación gibraltareña
Antes de que Stefano Di Battista saliera al escenario, la Cueva de San Miguel se llenó de sonidos creados por manos gibraltareñas. En primer lugar, actuó ‘Levanter Breeze’, grupo integrado por Brian Torres (teclados), Francis Pecino (batería), Luis Chipolina (bajo eléctrico), Peter Martínez (guitarra eléctrica) y Arturo Bonich (percusión).
Tocaron temas de composición propia, todos ellos con un elevado nivel y en los que la fusión de estilos estaba muy presente: desde la fusión del jazz con el rock (y con ciertos tintes de progresivo) hasta del blues con el flamenco. Uno de los temas estuvo dedicado al guitarrista gibraltareño Steve Izzard, fallecido recientemente.
Cuando finalizaron su concierto, se sumó en el escenario la voz de Surianne Dalmedo, compositora y cantante gibraltareña. Con su guitarra acústica y el acompañamiento de los músicos de Levanter Breeze, Dalmedo también demostró su capacidad para fusionar estilos, con una notable influencia de la música latina, el flamenco y el rock.
El séptimo Festival Internacional de Jazz de Gibraltar no sólo contó con las actuaciones en la Cueva de San Miguel como parte de su programa de actividades. El día anterior, el viernes, el jazz paseó por las calles, incidiendo en la zona de Casemates, y también hubo actuaciones que animaron a quienes disfrutaban en las terrazas.
Los grupos que participaron fueron Anaya (con NY-GEE), The Street Dogs y The Jamba Brass Band.