Hace poco hemos tenido
uno de los momentos revival televisivos más intensos de cuantos se recuerdan. No, no hablamos de la serie Cuéntame, sino de otro proyecto de Televisión Española que ha sido todo un éxito de audiencia, sin paliativos. Hablamos de
OT1: El Reencuentro.
Las reacciones se siguen sucediendo, sobre todo porque la cadena ha aprovechado el tirón para seguir ofreciendo recordatorios a los amantes del
talent show, el último de ellos el pasado sábado 5 de noviembre. Se están rescatando vídeos de Youtube con momentos destacados, que se vuelven a comentar,
se están escuchando los discos de aquellas viejas galas, recopilatorios que hoy sabemos cuánto trabajo y sufrimiento trajo a aquellos jóvenes que eran tratados como la gallina de los huevos de oro.
En la última actualización de su blog, incluso Sara Carbonero ha querido comentar sobre las reacciones a la supuesta y famosa cobra de David Bisbal a Chenoa. Ella considera que
tendemos a idealizar las relaciones, que nos enamoramos de las historias de amor de otros. Es porque pensar en ellas nos traslada a una época concreta de nuestras vidas, nos llena de nostalgia. Quizás querríamos que las cosas siguieran como estaban entonces, incluso en lo que respecta a las relaciones famosas.
Pero,
¿cómo fue aquella época para que nos provoque nostalgia? El éxito de OT1: El Reencuentro nos hace pensar en cómo hemos cambiado.
Los éxitos que nos hacían bailar
La relación entre música y sentimientos es estrecha. No es solo porque la actividad sensorial que se genera de su escucha esté localizada en el mismo lugar del cerebro en el que se encuentran las emociones. Una canción no solo tiene una melodía, un ritmo o una armonía concreta que la convierten en nuestra favorita, también
se asocia a momentos, a emociones concretas, a momentos.
Se fuera o no se fuera fan de Operación Triunfo, serían muchas las personas que tararearían el pasado 31 de octubre las
singles de los Bisbal, Chenoa, Bustamente, Natalia o de Fórmula Abierta. Canciones del verano fueron Corazón Latino, Cuanto tú vas, Vas a volverme loca o la célebre Te quiero más.
Otros grupos que sonaban con frecuencia en las radiofórmulas eran
Estopa, La Oreja de Van Gogh o Los Caños y, mirando fuera del panorama patrio, también lo hacían Paulina Rubio o Shakira. En inglés cantábamos los éxitos de Kylie Minogue o de Christina Aguilera.
Las relaciones sociales
El inicio del siglo XXI, además de enseñarnos a
lidiar con la nueva moneda que era el euro (de cuya adaptación algunos todavía se están quejando), también sirvió para despertar ante la nueva realidad digital. Se comenzó así a normalizar el uso de nuevos sistemas de mensajería o de redes sociales.
Así, los jóvenes pasaban horas ante el ordenador usando el famoso
Messenger, que además llevaba asociada una cuenta
MySpace en la que se colgaron las primeras fotos y textos y compartieron los primeros enlaces. Entre los chats favoritos, el
Terra acaparaba gran parte del protagonismo, y aunque había una amplia variedad de categorías, era la parte de conocer gente nueva y de flirteo la que más usuarios acaparaba.
En aquella época llegaron a la edad adulta personas que habían nacido ya en la democracia, que no habían vivido bajo la férrea influencia de las autoridades. Se respiraba entre ellos
un clima de mayor libertad y tolerancia.
Era, pues, la época de (aunque el término suene soez) los
Follamigos, las primeras
páginas de contactos y el inicio de los procesos para
ligar en internet. Aunque hoy está bastante extendido, por entonces era todo novedoso.
La imagen
A principios de siglo, prendas como los pantalones de campana o las
camisas con cuello pronunciados asomando por fuera de los jerséis seguían teniendo sus momentos de esplendor. Se llevaban los vestidos a media perna ceñidos, con botas altas en inviernos y sandalias de cuña en verano. Poco después y gracias al éxito de
Un paso adelante, llegaron modas como la de los calentadores.
En lo que se refiere a moda, siempre se considera mejor el presente que el pasado. “¿Cómo podíamos ir vestidos así?”, decimos, dando la razón a nuestras madres de entonces. Es posible que digamos lo mismo dentro de 15 años, pero también era verdad que entonces
no nos sentíamos tan expuestos como ahora, con el amplio uso de las redes sociales. Tuenti vivió su auge unos años después.
Las técnicas fotográficas en sí también han cambiado. Para un
fotógrafo de bodas en Jaén como Carlos García, no era lo mismo realizar fotos en 2001 que hacerlo ahora, cuando estando tan extendido el uso de la imagen que se busca encarecidamente la creatividad. Una
fotografía de boda en la provincia de Córdoba entonces podría basarse en el entorno, en los planos generales. Un
reportaje de boda original en Granada hoy, por ejemplo, tiene que explorar rincones que ya parecen muy explotados, recoger más la anécdota y los detalles, que cada vez se cuidan más.
Buenos tiempos para el movimiento “friki”
El movimiento “friki” vivió una etapa de esplendor. No lo decimos porque 2001 fuera el año del estreno de dos famosas sagas, como son
El Señor de los Anillos y Harry Potter que, más que para
frikis, son consideradas grandes obras para todos los públicos. Estamos mirando más al panorama nacional.
Javier Cárdenas recorría España a la búsqueda de personas de lo más peculiares (lo que le costó algún disgusto), y fue así como
conocimos a la Pantoja de Puerto Rico, al Pozí, a la bruja Lola o al llamado “vidente de frutas” Paco Porras.
Hablando precisamente de videntes, pocos años después, en 2004, Antena 3 lanzó un reality show llamado El Castillo de las Mentes Prodigiosas. Poco tenía que ver con el
tarot visa economico de moda actualmente, con “
tarot barato visa”, con “
consulta de tarot con visa” o con otras búsquedas recurrentes que hoy registran los buscadores. Tan poco se lo tomó en serio la audiencia, de hecho, que el programa fue rápidamente retirado de la parrilla televisiva. Eso sí, antes dejó un ganador, el mentalista mejicano Jorge Astyaro.
No sabemos cómo estaremos en 15 años. Si eres de los que creen, puede que puedan contártelo los
tarotistas que forman parte del
equipo de Mercedes Dantés, especializados en el
tarot del amor. Pero todo apunta a que, dado el éxito, tendremos nuevos reencuentros televisivos.