Buena voluntad

Publicado: 21/12/2022
Autor

Remedios Jiménez

Licenciada en Historia, docente y verso suelto

Atando Cabos

Una mirada sobre lo que nos pasa día a día, bajo los titulares de la incesante actualidad

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La buena voluntad hace tiempo se salió del evangelio y camina por la tierra, pero lejos de los fajos de billetes.
La buena voluntad hace tiempo se salió del evangelio y camina por la tierra, pero lejos de los fajos de billetes.

Cruza las fronteras rusas con los jóvenes que no quieren ir a matar ucranianos ni a que los maten a ellos. Eligen cómo jugarse la vida antes que otros decidan por ellos.

La buena voluntad no tiene miedo a la política ni a los regímenes autoritarios. Va a las manifestaciones con las chicas iraníes que dejan su juventud en las calles, sin miedo a morir por un mundo libre para todas. Cómo quería Sarina Smailzadeh, con dieciséis años,  vivir como las muchachas del mundo occidental. Ese que está tan cerca como un click de ordenador y como la muerte en una protesta. Más de trescientas muertas en una revolución que no tiene miedo a dejar a una generación sin vida a cambio de libertad.

La buena voluntad hace sumarse a la lucha a Amir Nasr-Azadani, iraní, jugador de fútbol, que es condenado a la horca por defender los derechos humanos de las mujeres. La horca,  ese artefacto medieval que sigue tan en boga en el país persa.

Los compañeros de la selección de fútbol se negaron a cantar el himno en Qatar y la FIFA les obligó a hacerlo en las siguientes ocasiones porque está por encima de la buena voluntad, demasiado cerca de los intereses económicos. No ha tenido escrúpulos en promover un mundial donde los campos de fútbol están construidos con sangre, en un país que no respeta los derechos humanos.

La buena voluntad, anda con la gente de a pie devolviendo carteras con más de mil quinientos euros, no porque a quién la encontró le sobre sino porque piensa que a quién la perdió también le falta.

Se asoma por la cuna de los hospitales a adoptar a un bebé Down abandonado.

Desvela que el vídeo que subió a las redes un policía racista no era de un menor  no acompañado acogido en España agrediendo a una mujer, sino un vídeo chino publicado por sus autoridades para encontrar al agresor. No lo lleva a la cárcel, la justicia es benévola según con quién pero por lo menos nos muestra cómo de fácil es crear odio con fake news.

La buena voluntad sigue subiendo una taza de caldo a la anciana de arriba que está sola.

Paz en la tierra a las personas de buena voluntad.

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