Tras la inesperada eliminación del FC Barcelona en las semifinales de la Champions League, muchas son la voces de alarma que se han escuchado en las últimas horas, casi todas ellas basadas en forofismos y lejos del razonamiento.
Pues bien, desde aquí voy a intentar dotar de algo de cordura al debate abierto acerca de un equipo que desgraciadamente, para muchos, comienza a ofrecer dudas.
En primer lugar, analizando lo puramente deportivo creo que la temporada del FC Barcelona es buena. Ha llegado a semifinales de Champions, es finalista de Copa y ha estado peleando la Liga con el Real Madrid hasta que éste, un equipo que no es precisamente moco de pavo, se la arrebató el pasado Sábado en el Nou Camp. En este sentido, creo que el mundo del fútbol debe estar tranquilo con que este equipo es absolutamente capaz de seguir compitiendo al máximo nivel y optando a todo.
Pero desde mi punto de vista hay que ir al debate más profundo, las sensaciones de este conjunto. Y creo que en eso los aficionados culés deben estar más que tranquilos porque las
apuestas deportivas de fútbol siguen intactas. Pese a la derrota frente al Real Madrid y la eliminación frente al Chelsea este FC Barcelona sigue dando sensación de ofrecer garantías. Son fieles a su estilo de juego, guste más o menos, dominan prácticamente todos los partidos, siempre generan situaciones de gol y este estilo siempre lo llevan a cabo hasta las máximas consecuencias, unas veces sale bien como en años anteriores y otras sale mal como esta temporada.
El problema del estilo de juego culé es que necesita un cambio de ritmo. El toque por tocar está muy bien pero sin ese chispazo, unido a la calidad técnica de los jugadores y su constante movilidad, este patrón futbolístico no funcionaría. Ahí es donde entra Leo Messi. Es obvio que no se puede dudar del jugador argentino pero no lo es menos que no ha estado bien en esta eliminatoria y que tampoco lo estuvo frente al Real Madrid, algo que ha hecho que el conjunto culé no terminara de generar lo que genera habitualmente. Y no sólo hablo de goles. Hablo de atraer defensas, de dar lugar a situaciones de riesgo y de aportar una frescura en ataque que libera a sus compañeros de responsabilidad y les hace rendir mejor.
Así, es evidente que este FC Barcelona va a seguir siendo una de las
apuestas en internet más fiables a nivel mundial y que con o sin Guardiola, este engranaje está llamado a seguir funcionando. Los ingredientes los tienen, por lo que dudar de este equipo se me antoja demasiado atrevido.