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Sevilla

Una exposición se detiene en la mirada de los reporteros gráficos

'Adopta a un reportero' de Manuel Olmedo, se puede ver ya en la Cámara de Comercio

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  • Manuel Olmedo -

El fotógrafo Manuel Olmedo (Sevilla, 1962) ha retratado en primeros planos los rostros de sus colegas de Sevilla, fotógrafos y cámaras de televisión, dueños de una particular mirada capaz de detener los instantes y, en algunas ocasiones, elevarlos a esa categoría que concede la eternidad.

Es un curioso gremio el de los reporteros gráficos, poseen esa camaradería que no es exactamente amistad pero que conecta con la hermandad, según lo ha explicado a Efe el propio Olmedo: "Cuando estamos trabajando una cosa es la competencia y otra cosa somos nosotros, que tenemos una máxima: Nadie se va sin la foto".

Ese espíritu está reflejado en los 108 retratos en blanco y negro de otros tantos reporteros gráficos que integran la exposición que Olmedo inaugurará esta tarde en la Cámara de Comercio de Sevilla, "un homenaje lleno de respeto por cada uno de ellos".

Un homenaje en tiempos de penurias que ha ido construyendo durante los últimos años a salto de mata y, aunque parezcan de estudio, todas las fotos son "callejeras", atrapando a cada colega después de que éste capturara su instante de cada día, y llevándoselos luego a un aparte para dispararles en la cara, una veces en un aparcamiento subterráneo, otras veces en un zaguán, en una esquina a la sombra...

Sus compañeros buscan la luz a cada instante, pero Olmedo, para retratarlos, la ha eludido, hasta tener sólo la suficiente para hacerles saltar el brillo de los ojos, algunos de los cuales parecen haber visto muchas cosas, como los de Juan Ferreras, quien también ha sido inmortalizado por la literatura a manos de Antonio Muñoz Molina en su novela "Plenilunio".

Sobre las venas del antebrazo derecho, Olmedo no lleva tatuado un nombre de mujer sino una Leica de cuando él vino al mundo, la que utilizaba su abuelo, quien empleó sus últimos días como fotógrafo oficial del Betis y quien le recuerda que su estirpe no se detiene ahí: Su bisabuelo, reportero de guerra, estuvo en la toma del Gurugú, cuando los legionarios impidieron por muy poco que los rifeños entraran en Melilla a sangre y fuego.

"Ya quisiera yo haber tenido esa trayectoria", dice Olmedo sin reparar que ha sido capaz de otra gesta: Sólo para que los retrata Olmedo, Alejandro Ruesga viajó desde Madrid, Juan Ferreras se le puso al teléfono, Eduardo Abad entró en Sevilla un día de procesiones, Pérez Cabo amarró el barco, Pablo Juliá vino desde Almería, Díaz Japón dejó lo que estaba haciendo, Conchitina le regaló una sonrisa, y Laura León otra...

Nieves Sanz y Millán Herce, como están casados, lo recibieron en su casa, "los Morenatti no están; Emilio siempre está por ahí y Miguel Ángel se había ido a Indonesia, pero eso no quiere decir que no los pille y los retrate... Ya estarán".

Está el decano, Manuel Ruesga Bono -"ese ha sido el maestro de muchos de nosotros"- y está la más joven, una benjamina de veinte años que firma Inma Flores y que, según Olmedo, "ya ha demostrado que es una gran fotógrafa".

La mayoría se han dejado retratar entre foto y foto, entre las prisas de cada día, como el que se da por vencido ante el amigo insistente que también les puede favorecer cualquier día en que vengan mal dadas:

"Muchos se resistían porque, claro, es que están acostumbrados a estar detrás y no querían ponerse delante; pero me dejaban porque saben que yo lo hago con un enorme cariño y respeto; otras veces querían retratarme ellos a mí... Jesús Morón insistió tanto que, al final, se salió con la suya y mi retrató, que no tenía yo que estar ahí, pero bueno está...".

La exposición se llama "Adopta a un reportero" porque un día alguno, en un plantón, exclamó que la profesión estaba tan mal que debía de adoptarlos alguien, a lo que Luis Serrano, un hiperactivo con sentido del humor que ha actuado como comisario de la muestra -"Sheriff", lo va a llamar Olmedo desde ahora-, le ha dado una vuelta de tuerca con un lema: "Me sobra mes para este sueldo".

Olmedo todavía contestará a una pregunta antes de apagar, esta mañana, las luces de la sala de exposición:

¿Pero lo que hacen esos tíos también es un arte?

"Ahí dentro hay auténticos maestros de la fotografía... Si esto no es un arte, dime tú qué coño es".

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