Ojos de plato. Bahía de trabajo

En estos tiempos nublados se agradece que de vez en cuando se atisbe un luminoso destello que estimule la esperanza. Nos ha tocado una quiniela de catorce días trágicos para el comercio, la hostelería y el turismo. Sin Carnaval, Semana Santa y Feria con un futuro incierto a mascarilla vista, en la Carcasona del Parque se les ha ocurrido lo del  programa Málaga Work Bay. Al turismo en UCI, nuevo vecino saneado.  Esto de la Bahía de Trabajo tiene  más atractivo  que el rascacielos del Puerto. Se trata de atraer a nómadas y sedentarios digitales en estos tiempos de teletrabajo. Las infraestructuras están ahí, viviendas, servicios, fibra óptica, 5-G, universidad, empresas tecnológicas asentadas y muy buenas comunicaciones. La Oficina del Inversor del Ayuntamiento de Málaga lleva años echando la red para que nuevas empresas se instalen acá,  pero ahora se pretende pescar también a caña como en el malecón.  La opción de Málaga Smart City City Bang Bang es más atractiva que nunca, un oasis tecnológico para criaturas digitales en este desierto coronabicho que no cesa. El clima y la calidad de vida es envidiable. La ciudad está preparada para acoger nuevos vecinos y mejores nóminas  que reactiven la economía que viene y deseen vivir el sueño cultural mediterráneo. Si nos lo tomamos a medio plazo con la hospitalidad que nos caracteriza acogiendo nuevos talentos, se trata de una opción inteligente y con futuro ilusionante en medio de todo este desbarajuste.