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Curioso Empedernido

El bosque de las palabras

Los arboles estaban siendo sustituidos por palabras que le sugerían ideas, pensamientos e historias

Publicado: 19/10/2023 ·
10:25
· Actualizado: 19/10/2023 · 13:50
  • Juan Antonio Palacios. -
Autor

Juan Antonio Palacios

Juan Antonio Palacios es observador de la conducta humana, analista de la realidad y creador de personajes literarios

Curioso Empedernido

Curioso empedernido. Curioso de las tres pes, por psicología, la política y el periodismo, y alérgico a las fronteras y murallas

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Como cada mañana y antes de colocarse delante de la página en blanco del ordenador para emprender la mágica tarea de escribir un artículo sobre lo real o lo imaginado, se puso cómodo y emprendió el paseo hacia el bosque cercano a aquella casa en la que pasaba horas de lectura, reflexión y escritura.

Hacía un día esplendido, el sol salía en aquellas fechas sobre las siete y veinte y su luz se colaba por entre los arboles, produciendo efectos extraños y únicos que irradiaban como una sinfonía de colores en cada rincón de aquel bosque que tantas veces había explorado y cada vez le parecía distinto, como si lo viera por primera vez.

Un fenómeno extraño le estaba sucediendo en esta caminata, los arboles estaban siendo sustituidos por palabras que le sugerían ideas, pensamientos e historias. En este recorrido fueron muchos los vocablos con los que se cruzaba y algunos que le llamaban poderosamente la atención.

Aquel día le hablaban entre su significado, su construcción y caricia de sonoridad, términos tan dispares y relacionados a la vez como ganar, incidencias, anecdótico, broma, poder, enderezar, habilidades, vuelos y vuelcos, abrazos y empujones.

Comienzos inquietantes y finales apasionantes, anteriores y posteriores, tranquilidades y precipitaciones, el ruido y la búsqueda del silencio, contar y cantar, aumentar, seducir, encantar, decepcionar, ilusionar, hipótesis abiertas y conclusiones cerradas.

Entre caras y cruces tenia que escoger las expresiones adecuadas para construir historias y relatos, que transmitieran conceptos y emociones. Podía seleccionar un puñado de palabras al azar para mantener la tensión y la atención o bien dejarlas salir atropelladamente una tras otra para construir un texto real o de ficción.

Era necesario que aquellos que nos escucharan, supiesen y entendiesen lo que les quería decir, cuantas cosas eran visibles  y cuantas otras guardaba en la maleta o la mochila, como se las apañaría para conectar unas palabras con otras, como se expresaría con claridad para evitar las ambivalencias, como evitar convertirlas en unos instrumentos de ganadores y perdedores, de odio y revanchas.

Cada día nos jugamos, entre realidades y burocracias, el presente y el futuro, lo mejor y lo peor de nosotros mismos, entre la generosidad dosificada y la ambición sin límites, la impostura, el ridículo y la banalidad de un mundo cada vez más adicto al autoengaño.

Asistimos con asombro a la sublimación de lo cutre, al engrandecimiento de la charlatanería, la valoración de la frivolidad y la catarsis de los incontinentes verbales. Comunicarnos con calma y energía al mismo tiempo nos ayuda a reducir el estrés y la ansiedad ,porque además nos proporciona compañía, amor y apoyo en nuestros peores momentos.

Resulta que un día se dio cuenta que su compañero de trabajo era un producto de la Inteligencia Artificial, o lo tendria en el ámbito sanitario aconsejando al médico y haciendo un cambio en la prescripción, y haría  todo lo que hacemos muchos de nosotros, incluso ir más allá.

Hemos ido poco a poco manejando nuevas palabras de la mano de las nuevas tecnologías, y lo importante que en ese cambio diario del bosque de las palabras, nos hayamos ido de la gran ilusión de tener importantes herramientas a nuestro servicio al desastre sin remedio de convertirnos en dependientes . Un día más tras el paseo en el bosque se disponía a escribir el artículo. No sabía que saldría de aquella aventura.
 

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