El escudo de El Puerto de Santa María está presidido por la imagen de Nuestra Señora de los Milagros, Patrona y Alcaldesa Perpetua de la ciudad, sobre el torreón mayor del Castillo de San Marcos. De casi ochocientos años es la relación que esta talla pequeñita mantiene con los portuenses, con sus creencias y sus devociones, sus consuelos y sus sinsabores.

Algo tendrá esta virgen negra para que Alfonso X El Sabio le quisiera dedicar gran parte de sus “Cantigas de Nuestra Señora” en el siglo XIII, para que los Duques de Medinaceli le regalaran el traje de plata que la cubre o la media luna que tiene bajo sus pies, o para que el rey Felipe V, Isabel de Farnesio, los príncipes de Asturias, los infantes Carlos, Felipe, Luis y la infanta Teresa costearan las predicaciones de la octava celebrada en su honor en 1729. Eso sin cuantificar, por imposible, a los miles de portuenses que la han venerado durante siglos.

Unos esbozos de la historia de El Puerto que son olvidados de un día para otro. No hay más que acceder a los programas electorales del tripartito que gobiernan nuestra ciudad -Partido Socialista Obrero Español, Izquierda Unida y Levantemos El Puerto- con los que concurrieron a las pasadas elecciones municipales, para comprobar que la Virgen de los Milagros no pinta prácticamente nada.

Tan solo Izquierda Unida habla de “recuperar la Velada de la Virgen de los Milagros en el Parque de la Victoria, como forma de celebrar las fiestas tradicionales de la Vendimia”.

Por lo pronto hemos comprobado que la Velada de los Milagros no se ha realizado este año, a pesar de que uno de los tres socios de gobierno, Izquierda Unida, apostaba por esta fiesta  aunque dotándola de un carácter más festivo, la Vendimia, y menos religioso.

En su momento, el delegado de Comercio Ángel Quintana aseguró que había que acabar “con el estilo cutre de la Velada de los Milagros”, y atacó al anterior equipo de gobierno arguyendo la “pérdida de calidad de las actividades, un encarecimiento de los precios y un deterioro de la estética que hacía perder la razón de ser en los orígenes de esta celebración popular, además de las molestias causadas a los vecinos de la zona por el alto nivel de ruido registrado”.

Nuevamente, para el tripartito es lo festivo lo que prima sobre lo religioso, aunque visto el devenir de la historia, lo que los portuenses celebran no son unas fiestas que “ayudan a prolongar nuestra temporada estival”, sino una manera de expresar un sentir común que sigue manteniéndose en el tiempo.

Valoraciones

Parte de los partidos del espectro político portuense manifestó su desagrado por la no celebración de la Velada de los Milagros. El PP afirmaba que “todos sabemos que hay poco dinero. Así es desde hace varios años. La diferencia está en que el Gobierno del PP sabía gestionar con pocos recursos y el tripartito actual no sabe gestionar y necesita gastar mucho dinero público para hacer lo mismo que el PP hacía con poco”.

En el caso de UPyD, se advirtió que “no nos encontramos ante un debate de tipo religioso o de prácticas anticlericales, al margen de eso se trata de una actividad que reportaba beneficios para la ciudad en forma de atractivo para los propios portuenses así como un atractivo también para el turismo que queda en este cierre de la época estival”.

Para Silvia Gómez, de Ciudadanos El Puerto, el tripartito “se equivoca si cree que por no exornar va a tener más votos”. Para Gómez “todo suma; el engalanamiento, la iluminación, los recursos turísticos para atraer gente”. “Lo del exorno no es lo importante, hay que mirar también al sector hostelero y turístico”, asegura. Finalmente, para la ex edil de Fiestas y Turismo “el ahorro es discutible”. 

Una fiesta ‘descafeinada’ para ahorrar

A nadie escapa la diferencia entre los exornos de años anteriores y los que se han podido ver en esta ocasión; tampoco se pueden negar  la menor cantidad de personas en las terrazas de los bares y el ‘recortado’ lucimiento en general de la festividad.
 

De la Encina se defiende pero no enseña las cuentas

El alcalde se refierió ayer a la festividad: “si alguno tenía dudas de que este Gobierno iba a acabar con las tradiciones de nuestra ciudad, hemos demostrado no solo que no se ha acabado con ello, sino que se ha ahorrado dinero sin desmerecer a la Patrona”.

Una reunión para contar lo que ya se había decidido sobre la festividad

Unos días antes de la festividad, un rumor circulaba en la ciudad sobre la propuesta de la edil de Levantemos El Puerto y responsable de Fiestas, Rocío Luque, acerca de la inconveniencia de la instalación de la alfombra de sal y serrín en la noche del 7 de septiembre.

El propio hermano mayor de la Esclavitud de la Patrona, Daniel Cias, tuvo que salir al paso de estos rumores negando tal posibilidad. Es cierto también que en una reunión a la que fueron convocados todos los grupos, hermandades, técnicos y asociaciones, Rocío Luque explicó en qué iban a consistir los recortes. Básicamente los ajustes económicos se iban a producir, como así ha sido, en el escaso engalanamiento de la Plaza de España y la Plaza del Castillo.

Sobre este asunto, el Partido Popular de El Puerto por boca de su concejal Millán Alegre, a la sazón anterior responsable de Fiestas, ha denunciado que “el Ayuntamiento del tripartito de De la Encina haya tratado con tanta desgana y desprecio quizá el día más importante de los portuenses, como es el de su patrona”.

Unas críticas que Alegre extendía a la edil Rocío Luque que “ha decidido irse de vacaciones el día más importante para la Ciudad demostrando el nulo interés del tripartito de De la Encina por el Día de la Patrona”.

Alegre se refirió también al concierto de la banda de música Maestro Dueñas en la Plaza de España, en la víspera del Día de la Virgen, preguntándose por qué no sonó el himno nacional al finalizar la actuación: “¿Acaso el PSOE de David de la Encina tiene miedo de que alguno de sus socios le reprenda por tocar el Himno de España en un acto como éste?”.

De hecho, ninguno de los concejales de Izquierda Unida y Levantemos El Puerto participó de los actos organizados por la Esclavitud.

En los programas electorales del tripartito se comprueba  que la Virgen de los Milagros no pinta prácticamente nada.

Un debate innecesario

No tocar lo que funciona. Ésa ha debido ser la máxima para salir airoso e indemne en un puesto recién ocupado y sin experiencia. Al contrario. Las medidas tomadas no han hecho sino contradecir a la opinión pública, abrir un debate innecesario y crear una polémica tras otras en cuestiones encauzadas y exitosas. 

Lo cierto es que el verano –en cuanto a las actividades se refiere- se clausura con más dudas que halagos y que reabre el temor en cuanto a su diligencia ante las próximas celebraciones.  Dudas que se han alimentado tras las innumerables muestras de incapacidad continuada en la puesta de largo de varias de las actividades estivales que se han acogido en la ciudad.

Mejorar lo que hasta el momento se había convertido en la fiesta referencia portuense, parecía complicado, no al menos igualar y mantener lo hecho años anteriores. La ocasión lo merecía por ser la primera vez que Nuestra Señora de los Milagros realizaba su salida procesional tras la designación de Basílica Menor y a un año de la conmemoración de la Coronación de la Virgen. Nada de eso pareció importar más.

Deslucida y desangelada fueron una. El balance no termina de ser ni mucho menos positivo. La tijera hizo acto de presencia en una tradición que ha notado los 17.000 euros menos que se han dejado de invertir en el engalanamiento. Tampoco se ha detallado en qué se va a invertir o gastar dicha cantidad, que al parecer se ha ahorrado.

Detalles en los que la propia concejal de Fiestas Rocío Luque tampoco quiso aclarar en la rueda de prensa ofrecida días antes de la festividad y que servía de presentación de los actos programados para las vísperas y el propio 8 de septiembre.

La celebración de las fiestas propiamente dichas de la Patrona ya encontraron el primer desacuerdo cuando se tachó de “cutre” la verbena en honor a Los Milagros. Se dejó abierta a recuperarla el próximo año. Sin un cambio alternativo que pudiera paliar el nuevo emplazamiento y en intención de suprimirlo, no se tuvo a bien alternativas o modificaciones para no tener que cesar su actividad.