Según la Real Academia Española de la Lengua, homilía “es el razonamiento o plática que se hace para explicar al pueblo las materias de religión”. Pues siguiendo está definición me atrevo a decir que en la noche de ayer viernes los seguidores del culto a la Tauromaquia revalorizamos nuestra fe gracias a la homilía que el maestro Juan Mora “predicó” en el Club Taurino “El Rabo”.
El maestro deleitó a los presentes con su prosa recreándose en las suertes y “despacio”, tal y como dicta el evangelio de D. Álvaro Domecq: “Despacio, como se apartan los toros en el campo. Despacio, virtud suprema del toreo. Despacio, como se doma un caballo. Despacio, como se besa y se quiere... Como se canta y se bebe... Como se reza y se ama... Despacio”, desgranó toda su trayectoria taurina, intercalando en ella sentidos pensamientos dignos del mejor de los filósofos.
Fue tan grande, mágico, instructivo y lleno de matices el mensaje que los asistentes recibimos, que no me considero digno de resumirlo en esta crónica. Por lo tanto tan sólo me queda decir que si tras la palabra de Dios se dice “Amén” tras la palabra de un maestro en Tauromaquia se debe decir “Olé”.
El acto fue presentado por Sergio Pérez y en la mesa, junto a éste y el invitado, se sentaron el Concejal Delegado de Plaza de toros D. Ángel Quintana y el presidente del Club Mark Manski.
Antes de iniciarse el acto se guardó un respetuoso minuto de silencio en recuerdo de Alfonso Peralta.
Como dato anecdótico cabe reseñar que en forma de “espontáneo” el maestro Ortega Cano a través del teléfono intervino unos minutos felicitando a su amigo Juan Mora y asegurando que la Temporada 2016 será muy importante para El Puerto.
