El asunto de la limpieza sigue coleando entre los ciudadanos y que ni con el negociado Pliego municipal se cierra la polémica en este asunto. Al contrario. Un tema que afecta por entero a la ciudad y en una de las épocas más sensibles de año como es el verano.
La combinación de suciedad, incivismo, malos olores, calor y ratas no es la mezcla perfecta para “recuperar” -tal y les gusta decir en el Ayuntamiento en cada acción realizada- el turismo ni la mejor imagen de la ciudad.
La barriada de José Antonio vuelve a recuperar el foco perdido por el páramo que se ha convertido con el desalojo casi total de sus bloques. Su derribo, en manos del PSOE, sigue pospuesto sine die, ofreciendo mientras tanto el lúgubre y la grimosa estampa de una zona decadente y oscura.
El abandono en el que está sumido sirve de foco perfecto para que las ratas tomen la zona y que en vez de aprovechar las reformas del entorno de Santa Clara, se convierta en un oasis nauseabundo y marginal.
El tema de los roedores es la punta del iceberg en buscar la sinergia entre las Administraciones para poner el punto y final a diatribas y formulismos que solo alargan un penar y una situación diáfana: derribar José Antonio y dignificar la zona. Con ella debiera venir la normalidad y la limpieza, tan elemental como básica.