El que calla otorga. El silencio que acompaña ensombrece las respuestas ante las cuestiones que se abren en torno a una concejalía en boca de todos. Ni responde ni contenta a nadie.
El comercio local, anclado y encorsetado por administraciones y por coyunturas congénitas, reclama un cambio de rumbo urgente.
En bucle y en estado comatoso, la inestabilidad de la concejalía se manifiesta en los tres concejales que por ella han pasado con más pena que gloria.
Culpar a estos de todos los males que sangran al comercio local no es ajustarse a la justicia, como tampoco tomar al avestruz como animal de compañía.
Al debate abierto en torno al horario de la Cabalgata de Reyes se echa en falta el posicionamiento de José Luis Bueno y su postura y su defensa de estos. La determinación unilateral de Fiesta lo vuelve a desacreditar.
A la prohibición de las autocaravanas en la que se señala la denuncia de los comerciantes, igualmente, nadie ha oficializado su versión y victimiza a un sector cuando no se ajusta a los motivos reales.
Comercio es algo más que un taller callejero, una repetición de una fiesta cervecera o a apuntarse los tantos del CCA. Prometer una remozada Plaza de Abastos y no justificar cuánto y cómo se va a subvencionar molesta y enciende a los placeros.
Que el colaborador CCA se una ahora a marcar distancia aún preocupa mucho más el futuro que le deparará. Que en boca callada no entran moscas, no es el refrán que mejor deba tomarse cuando se esperan explicaciones.