Hay años que vienen marcados por las circunstancias, como el que se tiene entre manos el Racing Club Portuense. 2019 debe ser su año. La vida seguirá, pero este ejercicio es el que está llamado a ser el que marque los venideros en el despertar definitivo del equipo y de la entidad.
Excusas cada vez son más complejas de argumentar y de comprar. Con el ascenso entre ceja y ceja, los racinguistas se incorporan nuevamente a la competición tras descansar la pasada jornada. Tanto asueto, igualmente, les debe valer para tener ese plus de descanso, más allá del partido-entreno jugado ante el Salmedina con 9-1 final.
El año arranca fuerte, en emociones, exigencias y resultados. El equipo tiene el reto de ascender de categoría y de desencaminar lo andado. Con más presión que nunca, pero con igual o más esperanza de conseguir su objetivo, el Racing encamina este 2019 con el firme deseo de sentirse uno más.
Su aterrizaje el año pasado en la triste realidad que le ha tocado penar, los rojiblancos se han tenido que adaptar -no tenían otra opción- a una categoría que no les corresponde. Pero eso es lo que tiene y eso es lo que hay.
El despegue debe partir en este presente curso. Y no lo tendrá nada fácil los racinguistas en su debut anual el 27 de enero, pues el duelo ante la Algaida, que suma cuatro victorias y un empate en sus últimos cinco partidos disputados, es un equipo formado con el firme propósito de ascender sí o sí. Otro.
El Racing sabe sufrir y sabe que no será fácil si quiere cumplir con lo prometido. Prueba a superar. Otra más.