Se vende, alquila o traspasa, cualquiera de estas fórmulas es válida, siempre que esta aporte algún beneficio al cedente. Y así parece que han afrontado en la calle Génova número trece el hecho de desprenderse de un edificio, como si semejante iniciativa les separase de una trayectoria más relacionada con personas que con ladrillos.Y es que toda España está en venta. Y como toda transacción de esta índole, el trasfondo no es otro que el económico.
Sí, el dinero, el “parné”, ”jurdeles”… llámenlo como quieran. Si no, ¿cómo explican que nuestros políticos cierren filas ante semejantes actos que día a día nos estamos acostumbrado a consumir en cada uno de los telediarios?¿Cómo explican que la solución a la deriva del Partido Popular sea la venta de su sede nacional?, ¿cómo explican que la cúpula de Ciudadanos se aferre al mando culpando a la pandemia de la debacle en las elecciones catalanas? Y lo más inexplicable, ¿cómo se están tragando en el PSOE todos los sapos que, a diario y con alevosía, les cuela su propio socio de gobierno? Si, con alevosía, porque cuando Iglesias reclama una intervención de los medios de comunicación que garantice la democracia, sabe que no habrá defensa por parte de Sánchez.
Cuando Echenique identifica a los cafres que se dedican a saquear, a destrozar el mobiliario público y los escaparates privados, defendiendo un delito disfrazado de libertad de expresión, como jóvenes que la reivindican, saben que su socio no se va a defender.España está vendida, vendida a estos de los papeles, a los del “control democrático”, vendida a los del pasado manchado de sangre, vendida a los chantajistas de la minoría. Y siempre que uno vende, hay quien lo compra.
Aunque la compra se venda en forma de cierre de filas, de lealtad, de compromiso, no deja de ser una transacción de intereses. Luego vendrán los lamentos por el auge de los que no comulgan, por ahora, con estas pleitesías.
Pero sólo los que venden y compran serán los responsables de estas reacciones, porque en el mercado, cuando uno saca el cuchillo, el de enfrente saca el hacha y cuando una deja abierta una puerta en el corral, se le acaban colando las … y algún que otro macho de las cabras.