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Sábado 23/11/2024
 
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España

Ángeles Nevado se escuda en una hermana de Mellet

La expresidenta de la federación asegura que no dirigía la contabilidad

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  • La expresidenta de Unidad -
Ángeles Nevado, expresidenta de la federación de asociaciones de vecinos Unidad e imputada por la posible duplicación de facturas con cargo a subvenciones del Ayuntamiento y la Diputación, ha declarado que no dirigía la contabilidad y que una trabajadora social, hermana además del exdirector general de Mercasevilla Fernando Mellet, le entregaba la documentación relativa a las cuentas para su firma.

La empleada de la copistería Copyur imputada en la causa, de su lado, reconoció “irregularidades” pero no ilegalidades en el método de facturación.Ayer prestaron declaración ante el juzgado de Instrucción 14 en calidad de imputados la expresidenta de Unidad Ángeles Nevado; la que fuera trabajadora de la entidad, Josefa Prados; el administrador único de la copistería Copyur, Juan José G. V, y la empleada de la empresa Carmen M. N.Nevado declaró que “no llevaba el día a día de la contabilidad” y firmaba la documentación “fiándose de lo que le indicaban los empleados”.

La responsable de este aspecto, según su declaración, era Rosa Mellet, quien como trabajadora social “le daba traslado de los documentos fiscales” para su rúbrica. Esta mujer es hermana de Fernando Mellet, ex director general de Mercasevilla e imputado en todas las líneas de investigación de este último caso.Josefa Prados, extrabajadora de Unidad, negó que indicase u ordenase a los miembros de Copyur la elaboración de “facturas falsas, irreales o ilegales” con destino a la justificación de subvenciones.

Prados asumió responsabilidades en la contabilidad de Unidad, pero defendió que “no llevaba la caja”, una competencia que atribuyó a la junta directiva, cuyas “indicaciones o instrucciones” servían para elaborar las facturas “por tal cantidad” que elaboraba con Copyur, aunque Nevado negó esta práctica.Según Prados, a veces reclamaba facturas “que comprendían varios albaranes diferentes y, por tanto, una factura no correspondía literalmente con un solo albarán”, admitiendo que “puede ser que sus peticiones de facturas volviera locos” a los miembros de la copistería, pero correspondían a “compras efectivamente realizadas y suministrado el material”.Carmen M. N, empleada de la copistería, admitió que en una etapa se incurrió en una “irregularidad” al cobrar y contabilizar directamente por caja las compras de Unidad, para evitar el pago de impuestos en dos ocasiones por un mismo hecho. Admitió que su actuación “ha podido ser irregular, pero nunca ilegal”.

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