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Miércoles 18/12/2024
 

España

Los carteles de Zapatero

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Según Mariano Rajoy los carteles que el Gobierno de Rodríguez Zapatero obligará a poner en las obras que los ayuntamientos ejecuten en sus municipios con el dinerillo extra, anti-crisis, que el Gobierno les va a entregar, costarán ¡treinta millones de euros! Las obras, no; los carteles. Rajoy edifica, sobre ese gasto descomunal e innecesario en propaganda, su correspondiente crítica al Ejecutivo, al que acusa de querer darse pisto electoralista a costa de retraer recursos, treinta millones en recursos, de una ayuda que debería dirigirse, íntegra, a la creación de empleo y al mejoramiento de las poblaciones, y aunque elude pronunciarse sobre lo innecesarias que son también muchas de las propias obras que los consistorios andan ideando, habiendo tantas imprescindibles que no acometerán jamás, es preciso reconocer que, si es cierto lo de los treinta millones en carteles, Rajoy, el hombre, el hombre rodeado de espías concretamente, lleva razón.

¿De qué material se piensa fabricar esos cartelones de propaganda gubernamental para que custen casi cinco mil millones de pesetas? ¿De oro? ¿De platino? ¿De maderas exóticas sarpullidas de diamantes? Porque treinta millones de euros no son treinta millones de pesetas, que ya estaría bien para unos carteles que no hacen ninguna falta, sino una burrada de dinero que bastaría, por ejemplo, para reabrir líneas férreas que con su cierre por deficitarias dejaron desarticulados los territorios, para reforestación intensiva de nuestros crecientes desiertos, o para cualquiera de los cientos de bienes y servicios de los que carecemos. A la gente le da lo mismo quien haya financiado oficialmente la depuradora, el parque, la guardería, la pavimentación de su calle o las ambulancias, pues sabe que, en realidad y con sus impuestos, todo eso lo financia ella. Y debería negarse absolutamente, por esa misma razón, a pagarle también, y a semejante precio, los carteles al Gobierno.

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